(El 17 se cumple un año del fallecimiento de Nélida)
Vivía y ficcionaba la realidad con su pensamiento rico, culto, vivido, transitado de azares pero al tiempo construido de fragmentos. Aquí evocaciones, allá huellas de lecturas intensas, plurales, heterogéneas, retenidas por una memoria nunca exhausta de indagar, de alcanzar pensamientos profundos, de eviscerar el lenguaje para expresar en frases cortas, subordinadas, las agudezas halladas en múltiples horas de gozoso esfuerzo entre lecturas y apuntes sobre Homero, Epicuro, Pablo de Tarso, Velázquez o José María Arguedas, aquel escritor peruano que se suicidó dos veces, incluso investigando sobre sus ancestros -“ la familia es un microcosmos en el que cabe el mundo entero”- o Carlos V.
El 2 de noviembre la poeta uruguaya, Ida Vitale, Premio Cervantes, cumple 100 años
“Corta la vida o larga, todo / lo que vivimos se reduce / a un gris residuo en la memoria. / De los antiguos viajes quedan / las enigmáticas monedas / que pretenden valores falsos. / De la memoria sólo sube / un vago polvo y un perfume. / ¿Acaso sea la poesía?”. Y tú lo preguntas, Ida Vitale, tras cien años al albur de los días inspirados, de la creación elevada, de la música reconsiderada en palabras exactas. (...)
Querida Nélida:
Hace ya un año de eternidad en que visitaste Galicia por última vez de forma física. Aquí pervive tu memoria antigua, eterna, mítica, y tu presente, tu obra, tu magia -la que hizo aparecer a aquel caballo blanco, posiblemente el de Santiago, en el puente de Borela,e Cotobade, una tarde de amistad y orballo, y que también provocó que se desvaneciese en el bosque, entre la bruma, con la misma maravilla del érase que fue en la que, como en un cuento, nos hicieron personajes en el hechizo del destino.
“Los robots nunca podrán ser periodistas, pero el periodista tampoco ha de actuar como un robot”, con ese convencimiento, en el que ahora me reafirmo, nos pronunciábamos hace seis años en la clausura del III Congreso de Editores Europa-América Latina-Caribe, que tuve el honor de dirigir en Bogotá. Aquella conclusión adquiere ahora un relieve especial con la irrupción en el mundo de la comunicación, también en otros ámbitos, de la Inteligencia Artificial que, en definición de la Real Academia Española, es una disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico.