En el agreste paisaje de la Costa da Morte, donde el Atlántico golpea con fuerza las rocas, se esconden las ruinas de la última ballenera de Europa. Un lugar que, pese al paso del tiempo, aún conserva la memoria de una industria que marcó la historia de Galicia.
Un enclave con historia
La vieja ballenera de Caneliñas, ubicada en la parroquia de Ameixenda, en el municipio de Cee, cerró sus puertas en 1985, tras la moratoria mundial a la caza comercial de ballenas. Sin embargo, sus muros de piedra aún cuentan la historia de una factoría que comenzó como fábrica de salazón y se convirtió en un referente de la industria ballenera.
Un lugar estratégico
Su ubicación privilegiada, en una ensenada protegida del viento y con gran abundancia de cetáceos, la convirtió en un lugar ideal para el procesamiento de ballenas. Desde aquí, se obtenían aceite y otros derivados, e incluso se aprovechaban las barbas de las ballenas para la confección de corsés.
Un legado industrial
A lo largo de su historia, la ballenera de Caneliñas pasó por diferentes manos, desde empresas noruegas hasta compañías españolas. Sin embargo, siempre mantuvo su actividad, adaptándose a los tiempos y a las nuevas tecnologías.
Un testimonio del pasado
Hoy en día, las ruinas de Caneliñas son un testimonio de un pasado industrial que se resiste a desaparecer. El muelle, el almacén, la rampa de izado y la zona de despiece aún se pueden visitar, permitiendo al visitante imaginar cómo era la vida en este lugar hace décadas.
Un patrimonio por descubrir
Caneliñas es un lugar que invita a la reflexión sobre la relación del ser humano con la naturaleza. Un lugar donde la historia y el paisaje se funden para crear una experiencia única.
Información práctica:
- Ubicación: Parroquia de Ameixenda, municipio de Cee, Costa da Morte, Galicia.
- Visitas: Las ruinas son accesibles al público. Se recomienda precaución al caminar por la zona.
- Recomendaciones: Llevar calzado cómodo y ropa adecuada para el clima costero.
Un viaje a Caneliñas es una oportunidad para descubrir un capítulo olvidado de la historia de Galicia y para disfrutar de la belleza salvaje de la Costa da Morte.