En el prólogo del libro “Manuel Fraga, una biografía intelectual. Vida, pensamiento y valores”, de Jesús Trillo-Figueroa, el actual Presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, confiesa su suerte por haber nacido en una generación que creció “alrededor” de figuras como Manuel Fraga, “cuyo liderazgo fue imprescindible para consolidar la democracia en nuestro país”.
El libro, profusamente documentado, es un fiel testimonio del León de Villalba, figura a veces excesiva -puedo afirmarlo como Director de Comunicación durante sus cuatro primeros años en Galicia-. La obra se aísla de lo anecdótico, se aleja de lo falaz, para, sin eludir lo controvertido, retratar milimétricamente a una de las personalidades más relevantes de la vida española y gallega durante décadas, que vivió en su tiempo, conforme a sus circunstancias y que supo transitar por terrenos no siempre favorables, ni para él ni para el país; que sufrió polémicas, justas e injustas; pero que desde su vocación de servicio público, aportó todas sus capacidades, que eran muchas, y contribuyó de forma decisiva a la economía, con el turismo y su “Spin is different”-, o la apertura informativa, con la famosa Ley de Prensa, a la transición democrática, y a la creación de la alternativa de centro derecha, entre otras muchas, incluso sorprendentes, cuestiones.
Con su obra, Jesús Trillo llena algo más que un vacío, viene a completar el trabajo iniciado por Rogelio Baón o Enrique Beotas, y otros, entre ellos muchos periodistas eminentes, con datos únicos para entender el régimen de Franco, contextualizando muchos de sus avatares, sus precedentes, los personajes, clanes, evoluciones, etc. -lo que es más que oportuno-, y también el posterior cambio político.
La obra es tan precisa que, por mucho que moleste a unos u otros, será difícil contravenir por la detallada documentación de lo reflejado en ella. Difícil rebatir a un autor que ha conocido de forma directa -por su familia y sus propias vivencias- a los protagonistas, sus actos y sus alcances, y que con su magnífica cabeza y autorizado dominio de la materia, con seguridad y fuentes contrastadas, no duda en evidenciar lo criticable o lo ensalzable de cada momento y hechos.
Con su obra, Jesús Trillo llena algo más que un vacío, viene a completar el trabajo iniciado por Rogelio Baón o Enrique Beotas, y otros, entre ellos muchos periodistas eminentes, con datos únicos para entender el régimen de Franco
El lector se encontrará con una relectura de Fraga como persona -hay datos biográficos absolutamente desconocidos hasta ahora -recomiendo los apuntes que aluden sus padres y a su tía Amadora, y, por supuesto, a doña Carmen Estévez, excelsa, discreta y decisiva esposa-; y también como estudiante, funcionario, diplomático, ministro, politólogo, ejecutivo, académico y pensador -atiendan a la esencia jesuítica de su formación-. Les advertí que era un ser excesivo. Felipe González se había adelantado al afirmar que a Fraga le cabía el “Estado en la cabeza” y Jesús Trillo-Figueroa lo demuestra.
Tras la lectura, algunos entenderán de forma definitiva porqué, ya como Presidente de Galicia, dijo sentir que toda su vida había sido “una larga preparación para asumir esa responsabilidad”, que ocupó entre los años 1990 y 2005. Llevaba España en el corazón pero a Terra, Nai e Señora le ganó el alma.
No quiero terminar este primer acercamiento a la muy oportuna obra de Jesús Trillo sin referir el estrecho vínculo que desde niño mantuvo don Manuel con el Camino de Santiago, una relación singular que, como buen cristiano -el dato no es baladí-, el llamó de manera reiterada “Hecho Jacobeo”, y solicitar de Alberto Núñez la detenida relectura de las páginas 207 a 214, para que si lo estima considere rescribir alguna atribución equivocada de méritos que él hizo desde la Xunta a quien nunca los tuvo en detrimento de quien fue el único creador del XACOBEO: don Manuel Fraga.
El 15 de enero de 2012, el de Villalba emprendió su camino definitivo. Descanse en paz
Alberto Barciela
Periodista
