Paso a paso, estrella a estrella, se llega a Santiago. Pisando la ruta que los peregrinos convirtieron en calle mayor de Europa, dejándose guiar por la Vía Láctea. Un sendero infinito. Como escribía Lorca, para andar con rumbo no basta mirar al suelo. Para el ser humano el cielo fue "el primer calendario y la primera forma de orientarse, marcaba horarios y direcciones". La Vía Láctea cruza el cielo en dirección Este-Oeste, indicando el sentido hacia la tumba del apóstol Santiago. Siguiendo un camino marcado en el cielo, llegaba a su destino el camino labrado en la tierra.
La alfombra propuesta gira alrededor de los peregrinos que desde cualquier parte se dirigen a Santiago de Compostela. La figura del peregrino se enmarca dentro de una estrella de nueve puntas infinita, como los infinitos senderos que conducen a Santiago.
La alfombra se realiza con clavel blanco, hortensias azules, flores amarillas secas, buganvillas y con elementos vegetales como la hoja del eucalipto triturada, que da un olor característico de las alfombras de flores que se realizan en Ponteareas desde hace más de 200 años. El perfil para realizar el dibujo está realizado con carrizos con los colores de la bandera de Lituania.
