Albertina Fernandes (Arcos de Valdevez, 1948) es una profesora de Literatura que durante más de 40 años enseñó a sus alumnos a amar los libros. Ahora, jubilada, aprovecha el tiempo para escribir poesía, ensayo, relato...y hasta literatura infantil. “No tengo una ambición de dejar un legado. Escribo porque me hace bien, me gusta, creo que es útil”. La escritora lusa dice que “está viva” y coleando y que siempre “en busca de la felicidad”. Y la felicidad para ella es la Literatura.
Habla con DL-G en una improvisada entrevista en una cafetería de Monção. Y cuenta su peripecia literaria. Empezó por la literatura infantil y por la necesidad de recordar cuentos que contaba a sus nietos. Ellos protestaban cuando no reproducía con fidelidad la primera versión. Y por casualidad envió a una editorial una selección pensando que no les interesaría. Pero sí, le publicaron el libro ‘Palavras de Avó’. El libro circuló por las escuelas de Arcos, Melgaço, Monção, Cerveira, Ponte da Barca...Y no sólo por las escuelas, también por las bibliotecas.
El segundo libro infantil fue a propuesta de su único nieto varón. ‘Rimalandia’ fue una propuesta de su nieto que la desafió a escribir él unos poemas y otros Albertina.
Luego se sumergió en un libro sobre colectivos minoritarios, como son los gitanos. ‘O Papa-cogumelos’ tuvo la aprobación de la comunidad gitana. Lo leyeron y dieron más que un aprobado. Luego, convertido en obra teatral, los gitanos fueron invitados a hacer su papel teatral. Es decir, les gustó la idea...“Fueron momentos muy emotivos”, recuerda.
Tres proyectos para niños también incluyen música. Albertina tiene un hijo músico que compone y canta y en los dos tomos de Conta Canção incluyó un CD con la música. Las letras de las canciones, siempre en referencia al cuento o historia de sus páginas. De esta manera, los maestros tuvieron otros materiales para hacer amar la lectura a sus alumnos. Incluso con las partituras de las canciones para poder leerlas.
Albertina Fernandes tiene muchos poemas, pero hasta ahora tan solo unos pocos han visto la luz y, precisamente, el poemario se llama así, Luz. Confiesa que fue una selección apresurada y se lo dedica a su madre cuya fotografía está en la portada.
DESPEDIDA
La crítico literaria Conceição Lima se fija en este último poema de Luz.
Ide, versos meus, por aí fora, /
Chegou a hora / De vos deixar andar sozinhos / Ide e falai de mim, /
De mim que vos criei, / Que vos amamentei / Até vos ver / Crescer saudáveis. // Adeus,
versos meus, / Sede gentis e humildes / Para quem vos conhecer: / Eu cá ficarei
/ À espera de notícias / Quando tiver de acontecer.
Dice Lima que “las palabras [de Albertina] son ecos de dolores y placeres, pero son discretas, armónicas, sin estridencias”.
El género del relato lo plasmó en ‘Brumas’. En este caso, literatura para adultos, pequeños relatos donde en todos aparece la bruma que da unidad al libro. Termina con un relato largo, a modo de novela, La Nueva Celestina.
Sin duda su libro preferido es ‘Eu Vou com as aves’ que ella califica de romance. Es un jovencito emigrante que no emigra para buscar fortuna, sino nuevas experiencias artísticas. La escritora lo sitúa en París y allí entra en el mundo de la música. Es el ‘alter ego’ de Albertina que lo enamora de Chopin, su compositor preferido. Todo habla de la importancia del arte en la vida de las personas tal como cree la escritora.
Además, dos escritores han marcado el trabajo de esta escritora. Por una parte Tomaz de Figueiredo, una figura de los grandes valores de la literatura nacional lusa. Un autor polifacético que escribió teatro, poesía, romance...
El otro está vinculado a su tesis para el Master Eduación Artística. Fue sobre el trabajo poético de Nurmi Rocha, un artista arcuense multifacético, poeta, pintor, músico, cantante, bailarín, presentador de radio e incluso dramaturgo. Dejó una obra incompleta, pero que el GTV (Grupo de Teatro de Vez) la completó y la llevó a escena. Es el retorno inesperado.
Albertina
Fernandes retrata a Nurmi Rocha, “era demasiado vanguardista” para su época y la suerte no le sonrió. Acabó suicidándose. En la primera parte del libro, la escritora hace un estudio sobre su pintura. “Era un gran pintor”, concluye Albertina.
Ahora, la escritora prepara un libro de microrrelatos del que ya tiene título, Vida Asimesmo.
Sus escritores preferidos son, entre otros, Vergílio Ferreira. “Este siempre ha sido uno de mis favoritos, por la notable forma en que aborda la problemática del existencialismo. No es un escritor para leer por hobby, te molesta y te hace pensar”. Sobre Lobo Antunes dice “la sorpresa que sentí cuando entré en contacto con su libro Os Cus de Judas. Encontré el título extraño en ese momento, y luego el contenido me absorbió por completo”. Por supuesto, “mi querido Tomaz de Figueiredo, sobre quien hice el Ensayo Crítico-Literario”.
Y cita a “nuestro emblemático escritor Eça de Queiroz así como al vernáculo y sublime Camilo Castelo Branco. No en balde Albertina pasó “40 años de mi vida acercándome a sus obras con mis alumnos”.
La escritora confiesa que “siempre leo y es difícil organizarse, según las prioridades”.
Albertina detesta el “maltrato” a la lengua portuguesa. Y añade: “Se escribe tan mal, aun siendo consciente, y eso me duele mucho”.
Tiene amistades gallegas y una de sus últimas lecturas ha sido ‘Memorias dun Neno Labrego’ de Xosé Neira Vilas.
Respecto a la fraternidad de Galicia y Portugal, lema de DL-G, Fernandes dice que le “gustaría que hubiese más unión y que descubriésemos la belleza de nuestros idiomas.
Son hermanos, con una base común y tienen algunas diferencias. Yo me doy cuenta de que siempre me ha gustado explorar esas diferencias desde el punto de vista de la lingüística…Y la música, la literatura…”.
No da tiempo a más. Estamos casi en plena Navidad. El ruido de la pastelería-cafetería no ha sido impedimento. Albertina recoge su amplia muestra de títulos propios que ha traído. La escritora está feliz.
O Livro LUZ de Albertina Fernandes de que aqui vou falar tem sido apresentado como sendo o seu primeiro livro de Poesia e é bem nesta classificação que ele se impõe muito naturalmente...
Mas eu quero acrescentar, já que falo de Poesia, que toda a obra de Albertina Fernandes transborda Poesia.
E se os seus poemas nos surgem como vindos da primeira pessoa e como factos verdadeiros a autora diz-nos que não é tanto assim :
"Às vezes minto (diz-nos ela)
Mas quase sempre
Sou verdadeira
E digo o que sinto"
Vá lá agora o leitor saber quando a Poeta finge ou sente ou mente !
Acontece é que a poesia surge sempre em momentos de grande inspiração, para não dizer excitação, e estes poemas aqui selecionados para LUZ são momentos de inspiração sublime que a autora nos oferece em temas variados com uma preocupação constante a falar-nos de amor, de muito amor, mesmo se por vezes desconfia que as palavras inseparáveis de "meu amor" podem ficar gastas se muito repetidas...
E se às vezes parece hesitar em falar de amor vemos logo que afinal é para nos falar só de amor; E para dizer que o poeta é um fingidor e até finge não ter certezas que tantas vezes tem, exclama:
"Que estranho ! Há quanto tempo já
Que não escrevo um poema de amor!"
Depois com a humildade das suas interrogações diz aos leitores para que:
"Vejam nos meus versos
O que ditar a vossa consciência.
Pois se nem sequer eu sei que eu é este
Que me empurra e me chama para a criação."
E na sua dualidade exorta a ambição:
"Quero um poema que lance no espaço
Testemunhos da nossa humanidade
Ditados pelo amor, pela revolta,
Símbolos da justiça e da verdade
Cavalo vivo cavalgando à solta..."
E termina com um adeus aos seus versos como se dissesse um até logo a familiares ou amigos de carne e osso:
"Adeus, versos meus,
Sede gentis e humildes
Para quem vos conhecer.
Eu cá ficarei
À espera de notícias
Quando tiver de acontecer."
José Barros, emigrou para Paris quando jovem, estudou lá, foi funcionário público, está reformado.
O olhar atravessa a vidraça que dá para o jardim. A cadela estira-se ao sol que brilha e pouco aquece. As mãos teimosas arrefecem contra o teclado gelado, e as palavras saem lentas, murchas, friorentas. No estendal, o branco da geada intensifica a alvura da roupa. O ninho das velutinas, agora só cadáveres, exibe-se, tal louco suicida, na gigantesca nogueira descarnada, a deixar-se atravessar pelo inocente azul do céu. Beleza castradora, num dia de Inverno iluminado de paz, frio e serenidade! Ter os pés acariciados pelo veludo da almofada aquecida não impede de pensar em tantos que não têm almofada, nem teclado, nem jardim para contemplar. Não impede de pensar nas palavras quentes do Presidente Marcelo, cheias de boas intenções e de solidariedade, e de promessas. Gelam-me a alma. E quase sinto vergonha do meu conforto. Mais vale desistir da criação literária das palavras. Ler um livro de maior inspiração e alienar-me. Como muitos dos que, provavelmente, se derem à curiosidade de ler este desabafo".
Este texto "eu chamar-lhe-ei crónica, porque está entre a ficção e a realidade circundante e tem no seu interior uma reflexão pessoal sobre algumas da minhas inquietações".