El corazón de Pontevedra late nuevamente con fuerza en el renovado Café Carabela. Tras siete décadas siendo un punto de encuentro para generaciones de pontevedreses, este emblemático establecimiento ha reabierto sus puertas, conservando su esencia y sumando un nuevo capítulo a su rica historia.
Las paredes que alguna vez fueron testigos de animadas tertulias y conversaciones ahora albergan una exposición que nos transporta a un Pontevedra de antaño. El pintor José Saez-Diez Malvar, conocido como Cochelas, ha creado un homenaje pictórico al libro de Rafael Landín, "Pontevedra de aquella", sumergiéndonos en un viaje nostálgico a través de sus lienzos.
Los vibrantes colores de Cochelas cobran vida en cada rincón del Carabela, recreando escenas cotidianas que marcaron a una generación. El trolebús, ese icónico medio de transporte que surcaba las calles de la ciudad uniendo Pontevedra con Marín, es el protagonista indiscutible de muchas de sus obras. En "Trolebus por Lourizán", "Trolebus en Marín" o "Trolebus por la Peregrina", el artista captura la esencia de una época en la que el ritmo de vida era más pausado y las relaciones humanas se tejían en los encuentros casuales en la plaza.
Cada pincelada de Cochelas es una invitación a recordar. A recordar las tardes de paseo por el paseo de A Alameda, a las risas compartidas en las terrazas de los cafés y a las historias que se contaban en los rincones de la ciudad. Sus obras nos hablan de una Pontevedra más íntima, más cercana, donde la vida transcurría a un ritmo más lento y las relaciones humanas eran más auténticas.
La reapertura del Carabela no es solo la inauguración de un nuevo espacio de encuentro, sino también la celebración de la historia de una ciudad. Es un homenaje a todos aquellos que hicieron del Carabela un lugar especial, un punto de referencia para generaciones de pontevedreses. Y es, sin duda, una invitación a seguir escribiendo nuevas historias en este rincón con tanta historia.