Se nos fue al cielo D. Manuel Búa, el que fuera durante 40 años párroco de Santa Clara, Cabral, más otras parroquias por las que pasó antes. Esta tarde presidió su funeral el obispo de la diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza. En la homilía de la santa Misa hizo referencia al sacerdote, que calificó de Buen Pastor que durante tantos años fue “cercano, amable, tierno, sensible, piadoso. Un referente de Dios para todos”.
Quinteiro Fiuza analizó la época que le tocó vivir a D. Manuel Búa. Los años 70 con la creación de nuevas parroquias en Vigo. “Vivió a fondo esa etapa”, señaló. Y seguidamente se centró en la realización de la parroquia de Santa Clara, “una parroquia joven, que nacía de nuevo, sin más referencias que las indispensables. La diferenciacla encontró en Jesucristo, en el sagrario y en cada uno de vosotros, de las familias", dijo el obispo.
Luís Quinteiro destacó también lo bien recibido que fue siempre el párroco. D. Manuel era “un hombre que pisó vuestras calles, que subió a vuestras casas, que compartió con vosotros momentos difíciles y alegres. Un hombre bien esperado, bien acogido, siempre, siempre”.
El obispo recordó la visita a la parroquia de Santa Clara que realizó con D. Manuel como párroco. Y aunque ha realizado muchas como tarea episcopal, percibió de manera especial que en Santa Clara había “una cercanía maravillosa” entre el pastor y sus parroquianos.
Dijo del párroco que comunicaba. No hablaba mucho, pero escuchaba.
Y todo en contraste con la época en la que vivió. Años atrás la Iglesia era “fuertemente criticada, minuciosamente examinada y, a veces, incluso rechazada”. Pues en ese ambiente vivió D. Manuel. Hoy, siguió el obispo, puede que la Iglesia no interese a alguna gente pero... es otra situación.
Quinteiro subrayó la labor social que desarrolló el párroco fallecido, apoyando asociaciones que realizan una meritoria labor en la ciudad de Vigo.
El obispo aludió a la festividad de este martes, San Juan de Ávila, patrono del clero español. Y en ese sentido dijo que D. Manuel era un hombre profundamente sacerdote que enseñó la “familiaridad con Dios. Llevaba siempre a Dios, tan sencillo como era él, sin formalidades y tan profundo”.
La Iglesia de Santa Clara, con el féretro cubierto con la casulla sacerdotal, estaba llena desde primera hora de la tarde. Más de 50 sacerdotes asistieron a la misa de funeral. Y la comunión duró bastantes minutos. En total, casi una hora. Después, el cortejo fúnebre se dirigió al cementerio de Puxeiros, donde recibió cristiana sepultura, con las cenizas de sus padres. Un cementerio del que fue capellán también muchos años. Entre los familiares de D. Manuel estaban sus sobrinos. Y muchos amigos y feligreses que quisieron acompañarlo rezando por su alma hasta este camposanto.
Por redes sociales ya se difunden algunos elogios al sacerdote desaparecido, con 86 años recién cumplidos el pasado 14 de abril, como que murió “exprimido como un limón”, porque lo dio todo por su servicio. Pertenecía a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, una asociación de clérigos intrínsecamente unida a la Prelatura del Opus Dei. Muchos recuerdan su común estampa rezando el santo Rosario y paseando por dentro de la Iglesia. Se alude también a su afición al tabaco, sus ducados. Y su característica afonía…
Yo también le conocía y, como periodista, me hubiera gustado que fuera menos discreto en su comportamiento. Aun así, tengo algunas fotos de los últimos dos años de él. Fuimos vecinos ya que él vivía en Travesía de Vigo y yo en Vía Norte. En fin, D. Manuel Búa deja un rastro luminoso y lo mejor es encomendarse a él ya que, por toda su fidelidad y labor realizada, Dios lo tendrá muy alto en su Gloria.