viernes. 27.12.2024

La paz, la ansiada paz, es la salud del mundo, la que nos permite la esperanza de conseguir, trabajar, reconfortarnos, ilusionarnos, crecer, crear, soñar, compartir, investigar, viajar, admirar, avanzar, discrepar, sonreír, afrontar las dificultades y sufrir con dignidad aquello que no depende de nuestra voluntad.

Alberto Barciela, en Madrid.

La paz, la ansiada paz, es un sustento básico, una pieza de esa felicidad posible en momentos en que contemplamos un amanecer, nos extasiamos ante unos ojos amigos, nos embadurnamos de afecto o logramos solidarizarnos aportando siquiera un mendrugo de pan o una sonrisa, elevando la voz que la reclana, portando una pancarta.

La paz, la ansiada paz, es la inocencia de los niños, el reconocimiento a las mujeres, la dignidad de la edad, el afecto al otro, el respeto por el diferente, por aquel que no piensa igual.

La paz, la ansiada paz, no reclama aplausos, ni se basa en egos, ni propende orgullos, ni desconfía del prójimo, ni deja que la incultura nos invada, ni ofrece resquicios a la insolidaridad, ni extorsiona, ni miente, ni acumula egoísmos.

La paz, la ansiada paz, nace en el abrazo hermano hoy al pueblo de Ucrania, ayer al de Siria, antes a las víctimas de toda violencia, de cualquier guerra, siempre a los refugiados, a los desprovistos, a los inocentes. a los débiles.

La paz, la ansiada paz, es una paloma volando libre de opresión, de mafias, de dictadores, de imposiciones. Es el diálogo con la vida y el no al maltrato, a la esclavitud o al terrorismo o las guerras. Es palabra no silencio.

La paz si es ansiada lo es porque es anhelo en un mundo complejo que ha de ser mejor para todos, piensen como piensen, vivan en donde vivan.

Mi voz es esta: Paz y bien. La comparto como mi verdad y os pido ayuda para propagarla. Que se nos escuche allí dondequiera que haya un eco de bondad para, entre todos, apagar las llamas de todos los dragones.

Alberto Barciela
Periodista

Paz y Bien