Desde la incursión en Israel de los milicianos de la Brigada Ezzeldin Al-Qassam, brazo armado del grupo islamista Hamas, autoridad política y militar en la Franja de Gaza, ningún analista dudó de que, en el escenario de guerra, podría, de una forma u otra, tomar parte Hezbollah, grupo armado chií en el Líbano. El Tzahal (ejército hebreo) reforzó la presencia militar en el Norte, precisamente pensando en esa posibilidad.
El Knesset (gobierno de Israel) aconsejó a sus ciudadanos de la frontera con Líbano que se marchasen a zonas del Centro y Sur del país, incrementándose el despliegue militar, con distintos cometidos, la defensa del país, la protección de los pueblos total o parcialmente abandonados y disuadir a quienes quisieren aprovechar la circunstancia para tratar de robar en los domicilios vacíos.
Una de las Unidades desplegadas fue el 300 batallón de la Brigada Baram. Al que pertenecía el teniente coronel Alim Abdallah, quien resultó muerto en el intercambio de fuego con el grupo libanés anteriormente citado.
Abdallah, militar de carrera, casado y con tres hijos, contaba con 40 años, era deportista al que le apasionaba correr.
Tuvo un multitudinario funeral, por ser un hombre muy querido dentro y fuera del ejército. Perteneciente a la Comunidad Drusa de Yanub, recibió sepultura, curiosamente, en una tumba próxima a la del también teniente coronel Salman Habaka, perteneciente a la misma comunidad y que murió en lucha con Hamas en Gaza.
