Estoy
en clausura como casi todos y la verdad me gustaría hacer algo.
En
este furibundo mar informativo donde casi todo está dicho, me gustaría buscar un hueco, decir
pequeñas cosas quizás útiles para alguien o al menos agradables, simpáticas y refrescantes.
Comienzo
estos escritos breves tranquilizándote: no se trata de salvar al mundo, ni de
grandes filosofías que pudieran hacer sospechar a más de uno un trastorno fruto
del encierro.
En
la confianza de que el paso de los días
no nos convierta en filósofos sin título y con el propósito de ser santamente
ecléctico.
Pero, vamos al tajo:
La
probabilidad de equivocarte es mayor cuantas más palabras emitas, por tanto el
primer objetivo es reducir al máximo la probabilidad de error.
Podríamos
pensar: ¿qué pensaríamos del tiempo del encierro dentro de un año, existe la
posibilidad de que nos lamentáramos?
Que
ya sé, ya sé, los acontecimientos están fuera de nuestro control, esto nos
convierte en parias filosofantes, en caudillos sin ejércitos. Hay que ser muy
eclécticos en esta crisis por respeto a las víctimas y a los médicos (y el
resto de héroes).
Propongo
una solución: menos redes, menos teles,
menos tú ya sabes… y más libros, más
silencio, más familia, más relaciones humanas, más conversaciones de calidad,
más ayudarnos.
Y
todos los días un pequeño examen: de qué me siento orgulloso de lo que he hecho
hoy, de qué me siento contento y así dentro de un año veremos este tiempo con otra ALEGRÍA.
No
podría demostrarlo, pero me da a mí que estos tiempos son diferentes para cada uno, cada uno tiene que escuchar su mensaje, en este tiempo hay que
descubrir algo personalmente importante, ese cambio que estamos necesitando
cada uno.
Un
cambio interior, o dos, o como muchísimo tres, pero sin pasarnos.
Yo, de momento, disfruto de mi hija (nos hace de cheff gratis) que la teníamos estudiando fuera.
Aunque
tenemos nuestras agendas, hacemos cosas en común: comidas, ventaning, lectura
con música clásica y el otro día pusimos canciones con baile incluido.
Esto es todo por hoy amigos, sean felices, creo que es gratis.
Por G. Sierra. [email protected]