Barbuxido así es como llamaban en Bueu al murmullo que hacen las bandadas de peces en el mar, y que provocan la barbullada o gorgola, el burbujeo con espuma, en el agua. Entiendo que son esos rumores de aguas mansas de la rada de Beluso, aun antes de poder otearse la Isla de Ons, los que inspiran a Cristóbal Gabarrón antes de cada uno de sus desembarcos en el amplio océano del arte internacional.
El artista logra otear en las Rías Baixas o dondequiera que se encuentre, horizontes, perspectivas, vislumbras de creatividad en los que alcanza territorios inexplorados en sus formas. Les otorga colores de alegría, les infunde un mensaje pacífico y trascendente. El resultado es un estilo inconfundible, el aporte un caudal inédito de estética pura, integrable.
Cristóbal Gabarrón acaba de inaugurar su “Museo Peregrino” con tres colecciones que dialogan perfectamente entre sí. Lo hizo hace unos días en el entorno natural del Sculpture Park Wesenberg, a 100 km de Berlín, en Alemania. Se trata de un conjunto de 25 esculturas policromadas, pertenecientes a las series Tao y Siega Verde.
La muestra, fruto del acuerdo entre la Fundación Gabarrón, la Fundación Casa Pintada y la Peter Wilmot Thompson Foundation, comisariada por el teórico y crítico Fré Ilgen, se enmarca en el Festival de Arte Bei Wu 2022, y podrá contemplarse hasta diciembre de 2023.
Su próxima etapa será Melboune, en Australia
La Fundación Gabarrón, dirigida por Cris Gabarrón, hijo del artista y uno de los mayores expertos mundiales en gestión artística, impulsa también “Ambito”, una iniciativa internacional de encuentros de autores. Esta acción esta pensada como respuesta a la barbarie que está alterando el planeta. Los promotores consideran que el arte, el respeto, la educación y la solidaridad son las mejores armas contra la guerra, y la mejor defensa del patrimonio cultural, natural y medioambiental.
En “Ámbito” han participado ya, entre otros, la bióloga y bailarina de danza contemporánea Manuela Salvado, el biólogo y escritor Raúl de Tapia, el poeta Carlos Aganzo, el naturalista y campesino Joaquín Araujo, el artista sonoro Juan Jesús Yelo, el saxofonista e improvisador José Joaquín Aroca Amorós y el fotógrafo Damián Lajara, y otros tantos artistas hindúes. Todos ellos forman parte ya de esa voluntad de serenidad en el que se conmemora el trigésimo aniversario de la Fundación Cristóbal Gabarrón.
Muy pronto, Bueu y el Morrazo, como estos días lo hace la Avenida del Mediterráneo de Benidorm, conocerán la generosidad de una familia muy respetada en el competitivo mundo de la cultura global, unos seres que navegan en el cariño a una tierra, Galicia, que consideran su hogar. El Barbuxido del mar de Pontevedra nos trae bellos rumores.
Alberto Barciela
Periodista