La directora general de Patrimonio Cultural, Mª del Carmen Martínez, participó hoy en la visita guiada a la excavación arqueológica del Castro de Santa María de Cervantes en la que los técnicos explicaron el resultado de los últimos trabajos impulsados por la Xunta de Galicia en este conjunto. Se trata de una actuación puesta en marcha el pasado mes de octubre que permitió sacar a la luz restos de varios muros en el lado sur del yacimiento.
Este conjunto arqueológico fue declarado BIC en 2019 y es uno de los más importantes para la investigación del fenómeno castreño en Galicia
Tal y como explicó la representante de la Consellería de Cultura, Educación, FP e Universidades, en esta última campaña el equipo de especialistas localizó la existencia de varios elementos murarios superpuestos sobre un gran afloramiento rocoso. Según los primeros resultados, estos muros forman parte de una enorme estructura de delimitación del recinto por el lado sur. “Estos nuevos hallazgos reflejan la gran envergadura de la obra de contención que se hizo durante la construcción del castro de Santa María de Cervantes, lo que permite aumentar nuestro conocimiento sobre este conjunto y mejorar su conservación y puesta en valor”, subrayó.
Además de esta excavación, los trabajos realizados durante esta última campaña, que contaron con un presupuesto de 17.800 euros, también incluyeron la limpieza manual y la consolidación puntual de los restos arqueológicos excavados en los años 90 en una superficie aproximada de 700 metros cuadrados entre los que se encuentran muros, pavimentos y otras estructuras. Además, se realizaron trabajos de desbroce en el entorno del yacimiento.
CARACTERÍSTICAS DEL CONJUNTO
El yacimiento del Castro de Santa María de Cervantes es uno de los conjuntos más importantes para la investigación del fenómeno castreño en Galicia. Corresponde a un poblado minero datado en los siglos I-II de nuestra era y está integrado, además, por los restos de explotaciones mineras en su entorno inmediato y por una iglesia y una necrópolis en su croa que se remonta cuando menos al siglo XIV.
Los estudios realizados revelaron numerosos datos sobre el período de transición de las culturas prerromanas al mundo romano, que explotaba los yacimientos auríferos del río Navia y sus afluentes. Las minas son muestra de una interesante tala de explotación a cielo abierto de considerables dimensiones, para aprovechar el mineral aurífero primario, asociado a mineralizaciones de hierro.
El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en noviembre del año 2019 y, desde entonces, la Consellería de Cultura, Educación, FP e Universidades lleva invertidos cerca de 34.000 euros en su investigación y mantenimiento.
