Es un producto elaborado siguiendo una receta tradicional
sin variar ni los ingredientes ni su fórmula desde hace 58 años. Son saludables
por sus ingredientes naturales de productos de calidad y no son excesivamente
calóricas. Su dulzor no es cargante. Todo esto reúnen las cañas fritas de
confitería Cerviño, en O Carballiño. Además, están certificadas por Galicia
Calidade.
Luís Cerviño y su hermano Alfonso, en el año 62, abrieron pastelería en la calle Tomás Mosquera, 38 de O Carballiño. Son el abuelo y el tío abuelo de Ana Cerviño, la actual administradora del negocio familiar, que quizá no soñaban que el negocio llegase a tercera generación. Ana –ahora la depositaria de la fórmula familiar para la elaboración- no recuerda cuando tomó su primera caña frita, pero sí le han contado que empezó a andar en la pastelería de sus abuelos y “me imagino que aquí probaría mi primera caña”, dice.
Ana se confiesa poco atraída por los dulces. Sin embargo le
gustan las cañas. “Es un postre ligero, no cargante ni excesivamente dulce. Me
gusta el contraste entre el crujiente de la caña y el suave relleno de crema”.
La elaboración es un proceso lento y laborioso ya que, al
ser artesanas, hay que hacerlas una a una. Primero se prepara la masa que hace
siempre una persona de la familia, en la actualidad Ana que es la persona que
heredó la receta de sus abuelos. Ella prepara cada día la masa. Al día siguiente,
el personal –una docena de trabajadores- se encargan de meter en una laminadora
la masa para estirarla para que quede en una fina capa. Esto se perfecciona con
un rodillo. La masa fina se enrolla en una caña de cañaveral (no valen las de
bambú por sus rugosidades), a modo de molde. Se reservan y más tarde van a la
freidora. Al salir se les quita la caña-molde antes de que enfríen y se peguen.
Cuando llega el cliente, se les pone, al momento, la crema para que estén
crujientes y no ablanden.
El relleno puede ser variado, aunque la crema es el
tradicional. Nata o chocolate son algunos de los rellenos posibles. “Tenemos
clientes de restaurantes que introducen variados rellenos. Incluso pueden
llevar rellenos salados. Por eso tenemos clientes que nos las piden sin azúcar
para rellenar con productos salados”, explica Ana.
GALICIA CALIDADE
Confitería Cerviño lleva algo más de un año en Galicia
Calidade. Esta certificación le ha servido para crear sinergias positivas con
otras empresas de este club. “Desde entonces trabajamos con varios restaurantes
que tienen también la Certificación”, dice Ana Cerviño.
Después, para la clientela local es un distintivo que avala
a esta empresa con 58 años en el sector “que siempre nos hemos preocupado de
mantener la calidad de nuestros productos”. Y por supuesto para los turistas
que visitan O Carballiño en verano “el sello de Galicia Calidade es un plus”
para vender más.
En verano, durante la fiesta del pulpo, el 15 de agosto, en Navidades,
son épocas de gran trabajo en Confitería Cerviño y pueden salir en un día entre
6.000 y 8.000 unidades de cañas fritas.
Desde hace dos años, Cerviño llega a cualquier parte del
mundo con su tienda ‘on line’. Portugal, Londres, Baleares… son algunos de sus
puntos de venta. Vencieron la dificultad de tener que rellenar las cañas al
momento para que estén crujientes. Así que, envían por un lado las cañas y, por
otro, la crema refrigerada con un gel que dura unas 36 horas. La crema va al
vacío en una manga pastelera que el cliente tiene que cortar y rellenar las
cañas.
Y pensar que todo empezó con unos abuelos emprendedores,
Luís y su hermano Alfonso, que comenzaron vendiendo rosquillas en las ferias,
atendiendo fiestas, bodas, bautizos… hasta que abrieron la tienda que hoy sigue
en el mismo lugar de O Carballiño. Ana es el eslabón en tercera generación de
esta familia pastelera ¡Enhorabuena!