Albert Carné, que realiza un doctorado industrial sobre la biodiversidad de Madagascar en colaboración con la empresa Science and Business y el CSIC, advierte sobre la alarmante falta de conocimiento acerca de las especies que habitan nuestro planeta. “Aún estamos muy lejos de saber cuántas especies compartimos el planeta, y la mayoría aún no han sido descritas, enfrentándose a un futuro poco prometedor”, comenta.
Los resultados preliminares de su estudio sugieren que la diversidad biológica real en las zonas tropicales poco exploradas, como Madagascar, podría ser significativamente mayor a la reconocida. Según el investigador, “si en un grupo de vertebrados como los anfibios, que son bien estudiados, la diversidad es el doble de la reconocida, en grupos menos investigados, como los invertebrados o las plantas, la diferencia puede ser aún más grande”.
Carné destaca que muchas de las nuevas especies candidatas identificadas se hallaron en áreas previamente exploradas, lo que indica que aún hay vastas extensiones de selva virgen sin investigar. Se pregunta: “¿Qué ocurrirá en aquellas zonas tropicales que están siendo destruidas y de las cuales apenas sabemos nada? ¿Cuántas especies vamos a perder sin haber documentado su existencia?”.
El estudio hace un llamado a intensificar los esfuerzos de conservación y a fomentar una mayor exploración en regiones tropicales menos estudiadas. Los investigadores subrayan que Madagascar es un reflejo de lo que ocurre globalmente: las regiones más ricas en biodiversidad son las que sufren una mayor destrucción de hábitat, como sucede en el Amazonas y en África central. “Muchas de las especies de las que extraemos compuestos utilizados en medicina o biotecnología provienen de estas regiones”, concluyen, haciendo hincapié en la necesidad urgente de proteger estos ecosistemas valiosos.