lunes. 29.04.2024

Intervención del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en el acto de entrega de las Medallas Castelao 2023

Muchas gracias a los cinco premiados y premiadas por aceptar esta inmensa honra. Para el Gobierno gallego fue un honor nada sencillo discernir entre los muchos merecedores de estas medallas, y considero que acertamos plenamente.

Como sucede tantas veces en nuestra tierra, plena de pasado, presente y futuro, el 28 de junio es una fecha en la que se dan la mano la historia y el momento actual de Galicia.

Celebramos el plebiscito del primero Estatuto de Autonomía, que marcó un hito fundamental en la larga lucha a favor de nuestro autogobierno.

También fue un 28 de junio, ya en una España democrática y en una Galicia dotada de autonomía, cuando los restos de Alfonso Rodríguez Castelao fueron repatriados para quedar con nosotros “siempre ya en Galicia”.

Además de su significado histórico, estos dos hechos pasan a formar parte del patrimonio común de los gallegos. Es un pasado que no nos enfrenta; sino que nos une. Es una memoria que, lejos de avivar disputas, incrementa un orgullo que tiene que ser necesariamente compartido.

Aquel Estatuto pionero nos sirve para recordar que el logro pleno de la autonomía es una larga peregrinación, con etapas que fueron dulces pero también con etapas que fueron ciertamente amargas, en la que participaron muchas generaciones de gallegos de toda condición y convicción. Todos ellos vieron en el autogobierno un hogar que protege, un hogar que acoge y un hogar que estimula. Y la Galicia del 2023 les da la razón.

Alfonso Rodríguez Castelao no puede ser la referencia exclusiva de una ideología concreta, tiene que conseguir, consiguió y lo va a mantener siempre, la categoría de héroe cívico de toda una comunidad y, por lo tanto, es algo que fortalece la unidad.

La fe de Castelao en todo el pueblo gallego es correspondida con la presencia constante de nuestro artista, intelectual y político como símbolo común de esa Galicia siempre agradecida a sus ancestros.

El espíritu que animó al Estatuto de 1936 y las convicciones galleguistas de Castelao están hoy aquí más presentes que nunca. Inspiran todas las palabras e inspiran también la trayectoria de los galardonados y galardonadas, de esta edición, de todas las anteriores y de todas que quedan por venir.

Ese camino común llamado Galicia que entonces fue una aspiración, un deseo, un horizonte, existe y lo construimos entre todas y todos. Ese camino discurre en nuestros días en medio de problemas e incertidumbres que, en realidad, nunca estuvieron ausentes del acontecer histórico, independientemente de la época en que nos situemos.

No podemos elegir el mundo en el que Galicia se desarrolla. Pero sí está en nuestras mano proponer respuestas idóneas para los desafíos que enfrentemos. La autonomía es símbolo de derechos, pero también de deber y responsabilidades. Nos da capacidad para ser mucho más protagonistas de nuestro destino, y a cambio nos obligan a no esquivar, sino afrontar y solucionar, los retos que la realidad nos pone por delante.

Galicia es una democracia madura. Y el pueblo gallego es un pueblo maduro. Galicia y su pueblo saben que una comunidad, una economía, una sociedad se hacen solucionando problemas y aprovechando oportunidades.

Como todos los años, esta celebración sirve para enterarnos de que ese pueblo genérico se componen de personas concretas -de muchas y variadas personas concretas- que tienen nombres, apellidos, biografías y sentimientos y formas de enfocar la realidad muchas veces distintas. Con cada edición de las Medallas Castelao se evidencia que el gran secreto de Galicia es la gente; la gente que permanece unida en lo esencial, a pesar de las diferencias evidentes que pueda haber entre nosotros.

Nuestro desarrollo de Galicia no tiene otra explicación que la laboriosidad y el emprendimiento de la gente. El florecimiento cultural nace de la creatividad del gallegos. Y el nivel que consiguen los servicios públicos gallegos, son consecuencia del esfuerzo de profesionales, trabajadores y gestores; en suma, de toda la gente.

Existe un nuevo Rexurdimento que ya no afecta solo a la literatura, sino que abarca todos los aspectos; todos los de la actividad cotidiana, los de la actividad de los que aquí vivimos. Galicia vive un Rexurdimento de la gente, con la gente y gracias a la gente.

Un Rexurdimento patente en las palabras que escribe Ledicia Costas, con las que proyecta nuestra literatura gallega, aquí en Galicia, y también a lectores de otras muchas lenguas y culturas. De ella dijo algún jurado que posee un “humor escalofriante”. Tiene esta escritora nuestra, premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, un nombre que parece predestinarlla, con mucha eficacia, a hacer felices a sus seguidores.

Estoy seguro de que si Eduardo Pondal y Pascual Veiga pudierona manifestarse hoy de nuevo, estarían de acuerdo en que Galicia tiene un himno oficioso. Fue pensado y cantado muchas veces por Siniestro Total. Se titula Miña terra galega, y con acordes que versionan el Sweet home Alabama es todo un resumen, en primer lugar, de la movida gallega, pero también un genuino producto gallego de Galicia calidade, que recoge elementos culturales de muchos sitios para hacer identidad propia; exactamente lo que es Galicia. El resultado es una “Galicia total” en el ámbito musical, que es lo que representa en gran parte Siniestro Total.

Susana Rodríguez Gacio atesora medallas reales y simbólicas. Unas las ganó como triatleta en las pistas, y otras las recibe todos los días de pacientes agradecidos por su esfuerzo y afán de superación. Hubo para ella olimpiadas y campeonatos, y también luchas en las que se enfrentó a contrincantes muy peligrosos, ya que fue una luchadora más -como todos los profesionales sanitarios- durante la pandemia. Gracias a la revista Time , convirtió a una gallega luchadora en el símbolo de muchas personas luchadoras que superaron dificultades por todo el mundo. En ella vemos un ejemplo de la Galicia que nunca se rinde.

Lino de Prado resume esa biografía humana y empresarial de tantos gallegos que salieron fuera a triunfar y nunca se olvidaron de su tierra. Esto es algo que nos distingue mucho a los gallegos. Podríamos definir su inteligencia como nada artificial y muy natural, que sale del instinto humano, de superación, de supervivencia; siempre mirando hacia delante.

Sabemos captar culturas, maneras de pensar, estilos de vida diferentes, sabemos hacerlos nosotros, sin olvidar nunca de donde venimos y lo que somos. En eso reside una de las claves del éxito de emprendedores como Lino de Prado y como tantos otros que fueron por el mundo adelante, a México, a Latinoamérica y a tantos países de la Galicia exterior.

Hablábamos antes de que la historia de Galicia es la historia de muchos éxitos protagonizados por gente concreta que es protagonista directa nuestro resurgimiento en diferentes campos y actividades. Un caso del que nos podemos sentir especialmente orgullosos por todo lo que representa de lucha y de dureza es el caso de la sanidad pública, de la investigación médica, y del oncólogo que hoy premiamos.

Es un premio, primero a su trayectoria personal, que es muy meritoria, y a toda esa gente que lucha todos los días por darle esperanza a tantas personas y tantas familias. A la figura del oncólogo Rafael López, jefe de Oncología del CHUS, le debemos muchos de los avances producidos en los últimos tiempos. Sin olvidar nunca el factor humano y personal en la relación con los enfermos. Posee además la virtud de combinar sabiduría clínica, con humanidad y con pedagogía, tan necesaria en estas situaciones. Sabe transmitir y hacer que los profanos nos sintamos implicados en todo lo que hacen y convierten estas situaciones tan duras en un poco más comprensibles y esperanzadoras.

Por tanto, podríamos decir de estos cinco premiados y premiadas -junto con los anteriores y los que están por venir- que son gallegos y gallegas que marcan un compás que siempre mira hacia el Norte, hacia arriba, a dónde debemos mirar siempre. Tienen historias de personas tenaces y con talento, que saben lo que tienen entre manos y que están muy orgullosas de lo que hacen y de que todos nos podamos beneficiar, de una manera u otra, de su actividad. Viven y trabajan en una comunidad propicia para éxitos personales que acaban convirtiéndose en éxitos colectivos. Somos una tierra propicia para todo eso, por nuestra tolerancia que nunca debemos perder; por nuestra capacidad de apertura a otras tierras, culturas y maneras de ver las cosas; y sobre todo, por nuestro deseo de estar presentes en el mundo, compartiendo muchas cosas, pero con una entidad propia de la que nos sentimos orgullosos.

Galicia tiene en estos cinco premiados y premiadas muchos motivos para estar orgullosos y para decir que seguimos estando de moda. Galicia está de moda, en todos los buenos sentidos que significan estas palabras, gracias a muchos gallegos y gallegas de los que estas cinco personas son perfectos ejemplos.

Muchas gracias por aceptar este honor, en nombre de todo el pueblo gallego, y a seguir trabajando y haciendo las cosas igual de bien como hasta ahora y, si puede ser, un poco mejor.

Castelao, "héroe cívico de toda una comunidad y, por lo tanto, es algo que fortalece la...
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