El pasado sábado 5 de septiembre, en varias ciudades de Israel, se produjeron manifestaciones contra el primer ministro Benjamín Netanyahu. Los manifestantes pidieron su dimisión no solo por la forma en que está gestionando la crisis del coronavirus sino también por su procesamiento por corrupción.
Según cifras aportadas por la policía, solo en Jerusalén el número de manifestantes rebasó la cifra de 20.000 personas. Grupos de partidarios del primer ministro atacaron a los manifestantes y algunos de ellos fueron detenidos.
En una reunión de urgencia del gabinete, se acordó implantar el toque de queda indefinido desde las 19.00 horas hasta las 5.00 de la madrugada del día siguiente. La medida, que entrará en vigor el lunes 7, afectará a cuarenta lugares de los más castigados por el virus, entre los cuales se encuentra la zona de Jerusalén conocida como ‘Ciudad Vieja’. Durante esa franja horaria, ninguno de sus moradores podrá alejarse de su domicilio a más de quinientos metros. Muchos comercios estarán obligados a cerrar e igualmente están sometidos al cierre de colegios.
En la actualidad la ratio de contagios diarios supera los 3.000 casos y ya pasan de 130.000 el número de personas afectadas por la pandemia. Desde el comienzo de la misma han muerto en Israel más de un millar de personas. El mes más negro fue agosto, en el que perecieron unas 400.
por José V. Moure [email protected]