Es una empresaria de pies a cabeza. Podría vender cualquier cosa, pero se ha centrado en la joyería artesana. Se pone en lugar de sus clientas y clientes y les hace elevar su punto de mira en el momento en que entran en una de sus joyerías. Le ha declarado la guerra a la bisutería, a lo cutre, porque con unos euros más se puede alcanzar tener una joya. Ahora vive un momento importante ya que va a abrir otra tienda en la zona histórica de Santiago, en Platerías. Pondrá el taller a la vista del público y estudia organizar visitas con explicaciones, si le da la vida, de ella misma. Encanta su espíritu emprendedor. Es directa como buena Taurus que es. A sus 43 años, esta vilagarciana tiene mucho que aportar en el sector y en el mundo empresarial.
Recibe a DL-G en su tienda de General Pardiñas, en pleno centro del Santiago nuevo. Tiene otra tienda en Milladoiro y prepara la apertura de la de Platerías.
Con 20 años de experiencia, Isabel Suárez disfruta más que trabaja. Para sus primeros pasos, contó con el apoyo familiar, cosa que reconoce, y para ella la familia unida es muy importante. Empezó engarzando collares y los personalizaba con las piedras… Después abrió tiendas multimarca, moda de hace un par de décadas, hasta que se dio cuenta de que alguna marca vendía por Internet a un precio inferior. Entonces tomó la determinación de no trabajar para reclutar clientes para otros sino “defender mi oficio”. Ella se formó en la Universidad de Santiago y, cuando apenas le faltaban unas asignaturas de Empresariales, se planteó ser bancaria. Finalmente, descubrió que su auténtica vocación profesional era la de empresaria “con todas las consecuencias, como generar empleo y riqueza” allí donde estuviese.
El diseñar y hacer algo artesano siempre la motivó. Frente a lo efímero de un mundo tecnologizado, Isabel quiere algo duradero, permanente…que no pierde valor, al contrario, como una joya…Y otro de sus rasgos fuertes es el cuerpo a cuerpo con la clienta, con el cliente.
Es didáctica. Explica todo para que el cliente valore los materiales y el trabajo. Hace vídeos para que su cliente vea como se comienza a trabajar una pieza y cómo queda finalmente.
No escucha la voz de los ‘prudentes’ que le susurran que no abra más tiendas, que no se complique más…”Yo tengo mi hoja de ruta”, exclama, y la sigue tenazmente.
Con la pandemia hubo de reestructurar el negocio y quedarse con dos establecimientos. Ahora va a abrir un tercero con un público más de más rotación y de difícil fidelización. Pero ahí está, luchando, venciendo, superando dificultades para abrir pronto en lo que podrían haber sido las caballerizas de la Catedral de Santiago. Para ello no pasa por alto la posibilidad de documentar los orígenes del local.
Acaba de entrar en el selecto club de Galicia Calidade. Le ha llevado tres años conseguirlo. No hay quien la pare. Lo ha hecho porque “creo que hay que defender nuestra profesión y darle ese plus de comunicación al exterior”. Vamos que, como dice medio en broma, que no se piense que en Galicia solo hay aldeas y vacas. “Los gallegos tenemos mucho nivel y perteneciendo a Galicia Calidade nos damos visibilidad en el exterior”.
Desde que la placa con el logo de Galicia Calidade está en la fachada de las tiendas, ha recibido muchas enhorabuenas de sus clientas y clientes. “¡Estoy súper orgullosa de pertenecer a este Grupo!”, exclama.
Cuenta que los viernes dedica el día a recibir a sus clientas con cita previa. Quiere conocer sus necesidades y para eso escucha y les amplía, si fuese preciso, horizontes. “Cuéntame tu idea…, tu historia…, tu esencia para luego intentar hacer esa joya personalizada”, explica.
“Nuestro estilo no es que la gente compre artículos genéricos”, dice. Isabel Suárez quiere siempre personalizar.
El meollo de su filosofía empresarial en el sector de la joyería es esta: “Quiero ganar el terreno a la bisutería, a lo cutre, y plantear al cliente por qué no en oro. Cuando les explicas a los clientes que es posible…se sorprenden. Tú tienes que jugar con los pesos en el taller…, esta es mi mano de obra…y te estás llevando una joya”. Esto produce una retroalimentación o ‘feedback’ muy positivo con la clientela, apunta Suárez.
Siempre indaga sobre el nivel de satisfacción de sus clientes. Hace tan solo unas semanas una persona entró a la tienda para hacer un encargo de unos pendientes, para regalo y con cierta premura, pues la boda estaba muy próxima. Isabel se volcó, tuvo que paralizar algún trabajo y darle prioridad. Y, cuando entregó los pendientes rematados, ver que esa persona le caía una lágrima de emoción porque se habían superado todas sus expectativas, la conmueve y satisface.
Isabel tiene, cómo no, piedra preferida, el cuarzo rosa. “Soy Tauro. Muy directa. Al final entiendes lo que son las piedras y sus efectos. Te dan energía. Yo soy muy de rosas y colores cálidos. Me encantan los lugares acogedores y hacer de anfitriona. Me gusta tener cerca a la gente que quiero”.
Esta villagarciana, afincada en Santiago, quiere que las clientas o clientes “vengan a mi tienda y además de llevarse una joya tengan una experiencia bonita”.
La empresaria se distingue también por ser generadora de confianza. A los posibles nuevos clientes les dice: “Van a poder realizar lo que ellos tiene en mente”. Isabel destruye mitos, como el “es que no sabía que se podía hacer”. Y el cliente sale con información. “No sólo de la calidad de los materiales –que puede tener todo el mundo-sino también sabiendo lo que se acaba de hacer, cómo y el valor que tiene”.