jueves. 21.11.2024
Los Hernández, una saga de orfebres vigueses que ha plasmado con sus esmaltes cientos de historias desde Vigo

Eloy hijo, esmaltista: "La orfebrería tiene un presente continuo"

Los Hernández son una estirpe de orfebres que han dejado su huella en Vigo desde hace un siglo. Su historia se remonta a 1924, cuando el padre de Eloy y su tío llegaron a la ciudad desde Valladolid, animados por las palabras de un amigo: "Iros a Vigo, que es una ciudad con porvenir".
Padre e hijo contemplan La Dama del Matón, busco de cobre esmaltado (72 cm de altura y 49 cm de anchura máxima. Obra realizada para ser enviada a la Exposición Internacional de París de 1937. Vigo. Colección Familia Hernández.
Padre e hijo contemplan La Dama del Matón, busco de cobre esmaltado (72 cm de altura y 49 cm de anchura máxima. Obra realizada para ser enviada a la Exposición Internacional de París de 1937. Vigo. Colección Familia Hernández.

Los Hernández son una estirpe de orfebres que han dejado su huella en Vigo desde hace un siglo. Su historia se remonta a 1924, cuando el padre de Eloy y su tío llegaron a la ciudad desde Valladolid, animados por las palabras de un amigo: "Iros a Vigo, que es una ciudad con porvenir".

 

Un oficio heredado

Eloy, con una memoria prodigiosa a sus 91 años, recuerda con nitidez los detalles de su vida. Junto a su hermano Julián, se unió al negocio familiar tras la muerte de su tío Osmundo en 1956, "con gran alegría" de su padre.

Para Eloy padre, la orfebrería es "un arte creador que requiere un oficio y una especialidad". "Supeditarse al esmalte y al fuego", añade su hijo, comparándolo con "ser un monje del medievo en el siglo XXI... que precisa aislarse...".

Un mundo en transformación

Eloy hijo observa un cambio en el mundo de la orfebrería: "se está transformando". El mercado ha evolucionado, sigue siendo vocacional y con un fuerte arraigo a la escuela, pero se está reduciendo a una élite, con las ventajas y desventajas que eso conlleva. Por otro lado, la orfebrería se está industrializando y se asocia cada vez más a marcas.

Continuidad y pasión

Si bien la continuidad generacional no está asegurada en este momento, Eloy hijo tiene claro su objetivo: "continuar".  Los encargos de empresa ya no son tan frecuentes como en el pasado, pero lo que más valora Eloy hijo de la orfebrería es que "lo que haces queda. La orfebrería tiene un presente continuo".

Piezas que trascienden el tiempo

En su taller, aún conservan piezas de su abuelo y tío que atesoran la historia de la empresa: azabaches, marfiles y plata repujada. Eloy padre recuerda una anécdota sobre su padre: "él era su mejor cliente". Un portugués quiso comprarle una pieza, pero él se negó: "por dos razones: la primera, porque yo soy el padre de la criatura; la segunda, porque por la misma razón que usted la quiere... Me gusta".

Obras singulares

Eloy hijo estudió Bellas Artes en Salamanca y afirma que "las piezas más singulares las he hecho para mí". Piezas de gran tamaño que tuvieron que ser trabajadas por partes para poder entrar en el horno y que hoy decoran el jardín de su casa.

El Frontal de Silos: una pieza emblemática

Sin duda, la pieza más querida y valorada por Los Hernández es el Frontal de Silos, cuya reproducción preside su exposición en un piso de la Gran Vía viguesa. Esta obra fue el punto de inflexión que les llevó a dedicarse al esmalte y al presentar un proyecto para la custodia procesional de la catedral de Burgos.

Un legado que perdura

Es un privilegio conversar con estos artesanos-orfebres que han plasmado en su arte, entre otras cosas, la historia de Vigo. Sus esmaltes, reconocidos y apreciados, adornan muchas casas de la ciudad. Sus premios son innumerables y la saga de Los Hernández sin duda seguirá aportando valor al mundo del esmalte y el fuego.

Eloy hijo, esmaltista: "La orfebrería tiene un presente continuo"
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