Parte de la memoria de Esposende, es el castro de São Lourenço, en la parroquia de Vila Chá e Marinhas. El enclave cuenta con un núcleo de viviendas reconstruidas de entre los siglos primero antes de Cristo y primero de nuestra Era. Clasificado como un inmueble de Interés Público, cuenta en sus inmediaciones con un centro de interpretación (CISL). “Un espacio cultural donde se el público es acogido como punto de partida para conocer mejor este patrimonio cultural y natural”, afirma la arqueóloga municipal de Esposende y coordinadora del Centro, Ana Almeida.
El castro fue edificado por pueblos de la Edad del Hierro, en el lo alto de una elevación de ‘arriba fóssil’ que forma parte de una cadena rocosa que se desarrolla paralelamente a la línea de la costa atlántica.
Es un lugar clave desde el punto de vista geoestratégico. Almeida explica a DL-G que “millones de años atrás, a la base del monte llegaba el mar. Pero, en el momento en que este monte fue ocupado por el hombre, el mar estaba más lejos que hoy en día. Por eso, el control de todo lo que pasaba en la costa era importante, porque desde el mar llegaban embarcaciones con grandes cargamentos, por ejemplo, de ánforas para abastecer a toda esta zona. Y el río Cávado era la ruta natural para abastecer a la ciudad romana, capital de Galaecia, Bracara Augusta. Desde el castro de são São Lourenço se controlaba la entrada del estuario, río y mar. Todo lo que entraba y salía, pasaba por aquí”.
EL CASTRO
El castro de São Lourenço es un asentamiento arqueológico cuyo origen se remonta al final de la Edad del Bronce, que permaneció habitado durante la Edad del Hierro, la romanización y reaprovechado durante la Edad Media.
Estaba circunvalado por tres líneas de muralla dentro de las cuales se diferencian las distintas fases de construcción realizadas a lo largo de la ocupación del lugar.
De las primeras estructuras de la Edad del Bronce no se conservan restos, pues estaban construidos con elementos vegetales, las construcciones en piedra comenzaron a edificarse en el siglo IV antes de Cristo.
La mayoría de las construcciones son de planta circular o sub-rectangulares, con y sin vestíbulo. De una fase posterior son las estructuras supra familiares, integradas por varios habitáculos abiertos hacia un patio interior empedrado, estando este conjunto separado de los otros por muretes.
Las estructuras de planta cuadrada se corresponden con el período de romanización del territorio a partir de siglo I de nuestra Era.
Las excavaciones en el castro de São Lourenço se iniciaron en 1985, complementándose desde esa fecha con la consolidación y restauración de las estructura habitacionales que se iban descubriendo. La apertura de una pista cortó alguna de las casas exhumadas, adoptándose como solución original integrar la cimentación de las estructuras en el propio piso del camino empedrado para así dar al público una idea lo más completa posible de las mismas.
Este camino lleva a la capilla de São Lourenço, construida en la década de 1940, sustituyendo a otro templo más antiguo. La capilla es de organización simple, de planta rectangular, con fachada que mira al poniente, con dos sacristías y una torre de campana, en la fachada occidental. Los devotos vienen aquí a encomendar males de la cabeza, de los dientes y otros de tipo terapéutico.
Desde aquí, el mirador de são São Lourenço es un punto privilegiado que tiene vistas sobre un amplio territorio.
“Desde el principio hubo una preocupación por mantener las estructuras y llevar a cabo una pequeña reconstrucción de dos núcleos. Estos trabajos se financiaron a través de Fondos europeos Feder”, explica Ana Almeida.
De esta forma, “quien nos visita no ve un montón de piedras, sino que se hace una idea de cómo eran las casas y cómo se vivía aquí en el castro”.
El valor de este castro, para la coordinadora del Centro Interpretativo, estriba “en la diversidad de la ocupación que este poblado tuvo, y parte de los objetos encontrados son específicos de este lugar y solo se encuentra aquí”, valora la arqueóloga. Es cierto que “esta cultura castrexacastreña existe en todo el noroeste peninsular, aunque cada poblado tiene sus especificidades”.
COLLAR
Se han encontrado diversos objetos de bronce y cerámica de diferentes épocas (vasos, ánforas, jarras de vino y aceite, monedas, gafas, y utensilios utilizados en las diversas actividades en hierro y bronce, así como broches y pasadores de pelo), que indican que el poblado estuvo ocupado durante la Edad del Hierro y la Época Romana, extendiéndose incluso a la Época Medieval.
Para Almeida, “todas las piezas son importantes, por la presencia humana en el territorio. Algunas son más nobles porque están hechas en oro y plata, como las monedas o un adorno encontrado en el asentamiento, un collar elaborado en vidrio y oro. Pero todo es un tesoro e importante”.
POBLACIÓN
El CISL participa de esta convicción de su coordinadora: “Un ciudadano ilustrado (‘esclarecido’, dice en portugués), es un ciudadano activo”. Y así ha conseguido la participación de la ciudadanía. “Si alguien encuentra algún resto arqueológico, principalmente, en la costa, en la playa, es importante que lo comunique para su registro. Nosotros no estamos en todas partes. Solicitamos que nos dejen, al menos, registrar esa pieza. La gran mayoría, incluso, nos entregan la pieza para su custodia en nuestro Centro. Con esta colaboración es como nosotros podemos conocer un poco más e involucrar a las personas en las investigaciones. Nosotros recibimos, pero también damos algo”.
EDUCACIÓN
“Los niños son nuestro futuro; los que nos van a gobernar…”, dice. “Por tanto, cuanto más ilustrados sean, más activos serán. Con los más pequeños es con los que tenemos que empezar…Ellos arrastran al resto de la familia. Yo les digo que tienen que volver con sus padres y ser ellos los guías de su familia en el CISL…Se ilusionan. ¡Eso es importante!”.
RECREACIÓN
La pandemia ha afectado a la cita anual con una recreación en el castro de São Lourenço. Este año, si se puede, dice Ana Almeida, se va a retomar con otro espíritu y con otro formato. “Es un evento que atrae a mucha gente de varios lugares, no sólo de Esposende, e incluso del extranjero. En la recreación histórica se puede ver cómo se vivía aquí, lo que se comía, o degustar la cerveza que se producía entonces…E incluso ver la las dramatizaciones en el entorno del castro. También para los más pequeños hay un espacio exclusivamente infantil”.
"Este año la programación se diversificará y distribuirá entre los meses de julio y septiembre, con el objetivo de atraer a otros públicos como los jóvenes, a través de una oferta diferente. Con la sombra de la pandemia, se decidió desconcentrar las iniciativas, evitando grandes multitudes de público", añade.
NUEVAS EXCAVACIONES
“Antes de hacerlas, tenemos que pensarlo muy bien –dice tajante-. Al excavar producimos ‘más material’ que tendremos que estudiar, conservar y exponer. Pero también debemos tener en cuenta que con las intervenciones exponemos las estructuras arqueológicas a la necesidad de un mantenimiento durante todo el año. Tenemos que pensar qué preguntas tenemos que hacernos y que qué respuestas debemos dar”.