¿Qué van a encontrar los lectores del libro?
Espero que encuentren una exposición actualizada y amena de tres cuestiones esenciales: el milagro del Universo, de los seres vivos y del hombre. Son tres realidades asombrosas y apabullantes. Basta con pensar que los seres humanos poblamos un punto minúsculo de un Universo que no podemos conocer ni imaginar, pues la luz tarda 100.000 millones de años en atravesar su diámetro.
¿Qué sabemos y qué no sabemos sobre esos grandes orígenes?
La astronomía, la biología y la genética progresan constantemente y nos dejan boquiabiertos. Han producido enciclopedias voluminosas, innumerables revistas especializadas y de divulgación, excelentes documentales... Sin embargo, los orígenes pertenecen a un pasado remotísimo, imposible de recuperar, sobre el que solo caben hipótesis, no evidencias ni demostraciones. Por eso conviene distinguir lo que sabemos, lo que ignoramos y lo que suponemos.
¿Cómo aplicar ese criterio a Darwin?
Darwin fue un magnífico naturalista, pero vivió en el siglo XIX y pensó que los mecanismos de la evolución eran la adaptación al medio, las mutaciones al azar y la selección natural. Si hubiera vivido en el siglo XX y conocido el ADN, habría concedido escasa relevancia a esos factores y habría apostado por el programa genético, principal protagonista de las modificaciones en los seres vivos.
¿Qué nos puede decir sobre el origen del hombre?
En el caso de la especie humana, más importante que su origen cronológico me parece el análisis de los componentes que originan una especie tan especial. Se trata de aspectos psicológicos innegables, tan reales como inmateriales, entre los que se encuentran la inteligencia y la libertad, la autoconciencia y la conciencia moral, la causalidad mental y los sentimientos.
¿Cree que en estos temas es suficiente el enfoque científico?
Como hemos visto en el caso del hombre, la realidad es material e inmaterial al mismo tiempo, es física y metafísica. Por tanto, para estudiarla de forma completa conviene compaginar ciencia y filosofía. Un enfoque solo científico me parece tan limitado como caminar con un solo pie.
¿Qué lugar ocupa Dios en los tres grandes orígenes?
Casi todos los filósofos importantes, igual que los padres de la ciencia (Copérnico, Galileo, Kepler, Newton), han visto a Dios como causa primera y principal de la realidad. Sin embargo, a partir del siglo XVIII las ideologías proponen una explicación materialista y atea, muy aceptada en la actualidad. Esa confrontación de posiciones la planteo a lo largo de todo el libro, con los argumentos y autores más relevantes.
¿Y quién gana?
Con toda su sabiduría filosófica y científica, Kant nos brinda un diagnóstico insuperable: Dios es el ser más difícil de conocer, pero también el más inevitable. Totalmente de acuerdo. Pero ese carácter inevitable implica algo inesperado: y es que a ningún ateo le salen las cuentas.
Entrevista de Humberto Pérez-Tomé.