El
general de división, jefe de las Quds iraníes, Qassen Soleimani, el día 11 de
marzo de 2019, coincidiendo con su cumpleaños, ya que nació tal día en 1957,
había recibido de manos del líder iraní Ali Khamenei, la medalla de la Orden de
Zolfagar (Paz), que es la máxima condecoración del Ejército de este país, en
poder de muy contados militares.
Como
si fuese una premonición de lo que le podía pasar, en el momento de la
condecoración Khamenei le dijo textualmente:
-
“Que Ala recompense y bendiga a nuestro hermano Soleimani, llene su vida de
prosperidad y permita que sea mártir,
aunque NO en tiempos tempranos, pero que su partida sea como mártir”. (Ya libnan TV) (dos veces citó lo de mártir)
Qassen
fue el libertador de Mosul expulsando al ISIS, y cuando se involucró en la
guerra de Siria, ayudando al régimen de Basad al Assad, la guerra tomó otra dimensión. Hoy el ISIS,
todavía cuenta con efectivos combatientes en las montañas de Iraq, con la
desaparición de este general, estas fuerzas islamistas se sentirán sin duda más
aliviadas.
Pero
su desaparición por ataque americano, empeora la situación en la Región.
Es
verdad que Estados Unidos es potencialmente superior, pero una gran parte de la
población iraquí, puede volverse hostil contra las tropas de USA en su país que
según todas las fuentes cifran en 5.000 efectivos.
El
jeque Sayyed Hassab Nasrrallah, Líder espiritual de Hezbollah, hizo el lunes 6
de enero, un llamamiento en un video televisado por al-Manar TV (el medio
propio de su grupo), para que se hiciesen ataques suicidas, algo que estaba
postergado desde la fatua emitida en contra de este sistema por el clérigo
chií, Mohamed Hussein Fadlalla.
Fadlalla había sido nombrado Ayatolá por Jomeini en
1986, fue un defensor de la tolerancia y emitió fatuas de promoción de
autodefensa de las mujeres musulmanas. Estaba a favor de la investigación con
células madre y otros avances de la ciencia.
Pero
este clérigo se murió el 05 de julio de 2010 y sus fatuas pueden ser rebatidas
o anuladas por sus seguidores.
Hezbollah
tiene agentes en Sudamerica con capacidad de atentar a mucha distancia, como lo
demostró el 18 de julio de 1994, cuando atentó en Buenos Aires, utilizando un
coche bomba contra la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita en
Argentina), produciendo 85 muertos y más de 300 heridos.
De
hecho, la policía de Argentina reforzó la vigilancia de puntos de interés
judíos y americanos, desde la muerte de Soleimani.
La espiral de violencia apenas acaba de empezar.
Por José Vicente Moure Rivera.