viernes. 26.04.2024

En octubre de 1986, el piloto Yishai Aviram y su ayudante de navegación, Ron Arad, atacaron una base de la OLP Palestina en Sidón (Líbano) a bordo de un Phanton F-4 II. Una de las bombas hizo explosión prematura, alcanzando al propio avión y los dos aviadores se eyectaron en paracaídas; mientras el primero (Yishai) fue rescatado por un helicóptero Bel AH I Cobra israelí, cerca de restos del avión, no fue localizado el otro piloto, que fue detenido por la milicia libanesa "Amal", quien lo entregó al ejercito iraní. Hasta 1988, Ron pudo escribir cartas  y mandar fotos a su familia en Israel, pero a partir de ese año perdieron todo contacto con él.

El ayudante de navegación Ron Arad.

    Ahora 35 años después, el Mossad israelí, llevó a cabo una operación de película. El día 9 de este mes, un comando secuestró a un general de Irán, apodado "Sabri", mientras hacía deporte por las inmediaciones de la embajada de Irán en Damasco (Siria). Según informes, fue trasladado primero a Israel, donde fue interrogado sobre el paradero de Ron Arad, dado que este general fue uno de los encargados de instruir a la milicia libanesa Hezbollah, en sus comienzos por los años ochenta. Viendo que "Sabri" ignoraba que había pasado con el piloto, fue trasladado a Sudáfrica, donde fue puesto en libertad, cerca de la embajada iraní de Johannesburgo; el comando que lo trasladó le facilitó el número de teléfono de la oficina diplomática.

    Al mismo tiempo, otro comando de la misma agencia israelí extrajo muestras de ADN de un cuerpo enterrado en la localidad libanesa de  Nabit Chit con el fin de corroborar si pertenece o no al piloto desaparecido.

    Un periódico de Sudán se hizo eco de la noticia, por lo que la prensa israelí se vio obligada a publicarla.

    El gobierno israelí ofreció hasta 10 millones de dólares, a quien facilitase información sobre el paradero del aviador, pero no dio fruto, como reconoció el propio jefe del Mossad.

Por José Moore.

Secuestro