José Ramón
Ayllón (Cantabria, 1955) siempre está escribiendo. Licenciado en Filosofía y
Letras, profesor de Antropología en la Universidad de Navarra. Autor de 43
libros y ha participado en la elaboración de otros 12. En mayo saldrá ‘Esencia
de Mujer’, una selección de artículos de Chesterton. Ayllón está vinculado a
Vigo, ciudad que aparece como localización en tres de sus obras. Hace unos días
ha pasado por la ciudad olívica para impartir una conferencia sobre ‘El mundo
de las ideologías’ –título coincidente con su último libro- en el Club Faro, a
instancias de la Asociación de Bioética de Galicia, AGABI.
Se podría
pensar que ‘viene a hablar de su libro’, pero no es así. “Yo pertenezco al
mundo de la Bioética desde que impartí en Valladolid clases a médicos y
enfermeras”. Por eso su conexión con la Asociación Gallega de Bioética, AGABI.
Ahora reside en Burgos. Ayllón manifiesta que, siempre que pueda, “volveré a Vigo. Siempre es estupendo. Me encanta esta ciudad, me encanta el gallego...”.
“Tengo tres libros ambientados en Vigo. Primero esa novela ‘Vigo es Vivaldi’ que trajo a continuación otra, ‘Diario de Paula’, que transcurre en Vigo. Y una tercera que se titula ‘Palabras en la Arena’”. Las localizaciones son en Vigo, Samil, Toralla...también Baiona. “Toda esta comarca”, dice.
Y retoma las ideologías. Ayllón suele contar un ejemplo muy gráfico de cómo las ideologías lo invaden todo, aunque a algunos les pasen desapercibidas. La anécdota, dice, es de un profesor norteamericano. Y se podría titular ‘Esto es el agua’. Dos peces recién nacidos van nadando por el agua. Se encuentran con un pez grande. Éste los saluda: -¡Buenos días, muchachos! ¿Qué tal está el agua? Los peces pequeños se miran extrañados y sorprendidos. Y uno le pregunta al otro: -¿Qué es el agua?
Esto pone de manifiesto –dice José Ramón Ayllón- que uno puede preguntar a una persona qué es la Ilustración francesa, o el Positivismo, el Feminismo o el Evolucionismo radical…, y se pueden oír contestaciones como ‘no tengo ni idea’ o ‘yo de esas cosas no sé mucho’. Y sin embargo es el ambiente en que está viviendo desde que se levanta hasta que se acuesta. Y añade rotundo: “Vivimos en un mundo que es producto de las ideologías”.
Ayllón
empezó a pensar en las ideologías al interrogar a sus alumnos universitarios y
ver qué respondían. “Pregunté: -¿entendéis el mundo en que vivimos? Ante mi
sorpresa, los alumnos universitarios de primero y segundo, me dijeron casi
todos: ‘La verdad es que no’, o bien, ‘No mucho’. Entonces repetí la pregunta a
la generación de sus padres y me respondieron lo mismo: ‘No entendemos el
mundo’. Y, cuando hice esta pregunta a la generación de sus abuelos, muchos me
dijeron: ‘Esto no hay quien lo entienda’”.
El profesor y escritor se pregunta: “¿Por qué gente que estudia en la Universidad no entiende el mundo en el que viven?”. Ayllón responde con una metáfora futbolística. “Puedo comparar el mundo con un terreno de juego donde, en lugar de jugar y enfrentarse dos equipos con unas reglas conocidas, como son las del fútbol o el rugbi, hay muchos equipos que no se sabe a qué juegan. Eso sí, cada uno va a lo suyo. Y lo suyo es una parte de la tarta. Entendiendo que la tarta es el poder político, el poder cultural, el poder económico…¡Siempre el poder! Esos equipos son las ideologías”.
A continuación el autor de ‘El mundo de las Ideologías’ preguntaba a sus alumnos: “¿Qué son las ideologías? Responden: Son filosofías. Y vuelve a interrogarles: ¿Pero todas las filosofías son ideologías? Platón, Aristóteles, Descartes, Kant…, ¿Son ideologías? –No”, les contestan.
“Entre otras
cosas las ideologías no existen hasta el siglo XVIII. No existía ni siquiera la
palabra. Todas las ideologías nacen a partir de una de ellas, la Ilustración
francesa”.
“Marx es uno de los grandes ideólogos. Él explicará que la filosofía siempre ha pretendido entender el mundo. Sin embargo, al marxismo y a todas lasideologías no les interesa entender el mundo, sino cambiarlo. Para ellas estamos en un mundo que no nos gusta nada y lo queremos cambiar. Pero no cambiarlo de forma tranquila y quizá superficial, sino a fondo y rápidamente. Por la vía rápida. Eso en la Historia recibe un nombre concreto que es revolución. Porque si no, sería evolución, desarrollo. Es un cambio rápido y profundo, una revolución”.
Y sigue con trazo seguro y didáctica magistral: “Por lo tanto las ideologías se definen con solo dos palabras: Filosofía revolucionaria. ¡Sin más!”.
Interroga
nuevamente a sus alumnos con esta cuestión: “¿Cuántas ideologías hay? Algunos
alumnos contestan que tantas como personas. No. Eso son las ideas propias, pero
no son ideologías. La ideología es una cosmovisión sobre el mundo y la vida.
Otros contestan: ‘Pues habrá cientos’. Pues, no, dice. Hay en concreto doce. ¡Y
no menos! A lo mejor hay alguna más, pero no menos. Están todas perfectamente
catalogadas y, además, se suceden en cascada”.
La primera
es la ilustración francesa. Y no la Ilustración inglesa, ni la española, ni la
portuguesa, ni la alemana. La francesa en concreto. Después otras ideologías
son la Masonería, el Positivismo, los Nacionalismos, el evolucionismo radical,
la Revolución sexual, el Feminismo y la ideología de género. Y si se quiere, la
post verdad que envuelve a este mundo ideológico”.
“Salen 10 o
12, no menos. Además todas están
plenamente vivas y gozan de buena salud. Juegan en el mismo terreno de juego y
esto hace que el mundo en el que vivimos sea un auténtico circo. Muchas veces
ingobernable e incomprensible. Salvo que lo entiendas en esa clave, clave
ideológica”.
CALENTAMIENTO
IDEOLÓGICO
José Ramón Ayllón acuñó esta expresión, calentamiento ideológico. “Podemos dudar del calentamiento global, pero de lo que no podemos dudar es del calentamiento ideológico, en el mundo en el que vivimos”.
Y en ‘El
mundo de las ideologías’, Ayllón explica esa docena de ideologías. “Para
entenderlas bien hay que reducirlas a unos pocos puntos que tengan en común. Si
no se capta qué tienen en común todas la ideologías, no comprendes el
concepto”.
Son tres
puntos a juicio del profesor-escritor. “Todas prometen un mundo feliz por el
camino de cada una (la revolución sexual, la riqueza, la libertad, la igualdad,
la fraternidad, el materialismo. Esto cuando lo seamos nosotros y expulsemos a
los que no son como nosotros…).
Son una utopía. “La utopías no existen. Por lo tanto es muy difícil que lleguen. Tienen que recorrer un camino y pagar un precio. Este es siempre la revolución. Y en muchos casos va a ser una revolución cruenta, sangrienta, violenta. Basta con pensar que los nacionalismos han provocado guerras mundiales o las guerras napoleónicas o lo que ha producido el marxismo. ¡Toda una tragedia en medio mundo! Otras revoluciones no son armadas, no son sangrientas y, en cambio, son culturales, políticas, como el feminismo, que es una revolución cultural. El positivismo también lo es”.
Y sigue sintetizando el profesor Ayllón los puntos en común de las ideologías. “Son cosmovisiones materialistas. Esto ha sido una revolución en la Historia del pensamiento. Todas las filosofías han estado abiertas a la trascendencia. Es la primera vez que el materialismo gana la partida y se impone en gran parte del mundo occidental. El materialismo es anticristiano, porque lucha contra la trascendencia y por tanto contra el cristianismo. En cambio, no va contra el budismo ni contra el islam que no existen en Occidente. Aquí lo que existe es un mundo cristiano. Las ideologías son, casi todas, anticristianas. Solo se exceptúa algún nacionalismo, que incluso nació siendo católico, y al liberalismo, que le tiene sin cuidado la religión que uno practica o que no. Solo le interesa el tema de la Libertad”, expone.
“La señas de identidad de las ideologías están en el intento de acabar con el mundo anterior. Un mundo que no les gusta y que despreciativamente ya le llaman el Antiguo Régimen. Este tiene muchas cosas positivas. Sin ir más lejos, terminó con la esclavitud antigua; inventó la Universidad, sin la que hoy no estaríamos aquí…Pero también tiene defectos como toda época. En este caso –y es lo que achacan los ilustrados franceses-, es un mundo muy estamental donde no puedes cambiar de estamento, naces en un sitio, ahí cristalizas y ahí te mueres. Falta libertad de pensamiento, no hay mucha libertad de conciencia, carece de libertad de expresión…Porque lo que hay es un control férreo por parte de una monarquía –recordemos al monarca absolutista Luis XVI o a los monarcas europeos- y de la Iglesia Católica que ejerce un fuerte control sobre no solo las cabezas, sino también las conciencias. Y si encima ese poder está aliado, esto es, si el trono se alía con el altar, entonces el pueblo se puede sentir aplastado por semejante poder. Les gustaría tener libertad de pensamiento, de expresión, de conciencia. Eso es lo que quieren conquistar los ilustrados franceses y eso, en principio, es algo positivo. El problema es que el precio que exigen es un precio violento. La ideología te predica unas cosas pero luego no cumple y te puede dar lo contrario. Predica libertad, igualdad, fraternidad, pero la imponen con la guillotina, impone terror, provoca una guerra civil…O a todo el que no piensa como yo lo voy a fusilar, lo voy a ahogar en el Loira, o expulsar del país o lo voy a ahorcar. De hecho, el primer genocidio de la Edad Media es el que provocaron los franceses contra los propios franceses (…).
Ayllón
observa que los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad quedan olvidados,
cuando se introduce la guillotina…”¿Dónde está la Libertad, la Igualdad y la
Fraternidad? “
“Incluso se llega a tal disparate que hay que llamar a un dictador, Napoleón”. Primero se hace llamar Cónsul, el primer Cónsul. “A continuación a Napoleón le sabe a poco ser Cónsul y decide ser Cónsul Vitalicio. Ay, amigo, el poder ¡cómo le gusta! Y luego dice: no; yo soy Emperador”.
Y el profesor y escritor analiza: “Le han cortado la cabeza al rey Luis XVI y a su mujer María Antonieta porque no querían monarcas absolutistas y ahora resulta que Napoleón... ¿Emperador vitalicio? Pero, ¿qué está pasando?”.
Y sintetiza: “La Historia es como una gran farsa en gran medida. Nos cuentan unas cosas y luego hacen otras. Uno puede estudiar en los libros de texto que Napoleón ha sido un gran señor, un héroe. Sin embargo, ninguna mujer francesa contemporánea pensó eso. El mínimo calificativo que empleaban para él las mujeres de su época era el de monstruo. Porque con Napoleón habían muerto o sus hombres, o sus hijos o sus padres, si estaban en edad militar. Han muerto como ratas. Y en Europa, Napoleón dejó un rastro de varios millones de muertos. La cifra más benévola dice que 5 millones, en 15 años (1800-1815). ¡Eso es una barbaridad! Otros cifran en 10 millones los muertos. Es el caso de Stefan Zweig, autor de ‘Los Momentos Estelares de la Humanidad’, así como otros libros de Historia y biografías. ¡Una barbaridad!”
Y redondea: “Eso
son las ideologías. Todas descienden de un tronco común y poseen los genes de
la Ilustración francesa”.
Otra ideología que causa morbo es la Masonería. “Tiene morbo porque es una sociedad secreta. Todas las ideologías dan la cara y se sabe quiénes son. Además, fundan un partido político, levantan una bandera –la Gay, la del Feminismo, el materialismo o el Socialismo- y las personas que están de acuerdo les votan y conquistan o ganan una cuota de poder. Sin embargo, hay una ideología que no actúa así. Lo que hace es infiltrar todos los partidos políticos. Los masones están en todas las demás ideologías, en todos los partidos políticos hasta en su enemigo más declarado, la Iglesia Católica. Hay sacerdotes masones, obispos masones…y llega hasta ‘la cocina’ del Vaticano”.
José Ramón pone como ejemplo lo sucedido en España en 1936, cuando ganó el Frente Popular, durante la II República. “El Frente Popular que salió de ahí tenía un 47% de masones. Este porcentaje de ministros de una secta que se dedica a tumbar gobiernos y a levantar otros, tiene un poder espectacular. Teniendo en cuenta que la obediencia que un masón debe a la Masonería está por encima de sus lazos con su familia, con su religión y con su país. ¡Eso es una cosa muy fuerte! Por eso muchos gobernantes se apoyan en la Masonería, pero acaban bastante hartos de ese poder. Los hispanistas dicen que la emancipación de las colonias de Hispanoamérica es obra en gran parte de los masones. Líderes como Bolívar, San Martín u O’Higgins eran todos masones. Muchos se han formado en las logias de Gran Bretaña, Francia y España. Simón Bolívar acaba renegando de la Masonería y declarando la expulsión de los masones de su país. Advirtió que era una secta peligrosa que está siempre manipulando las cosas. En uno de los 46 Episodios Nacionales del escritor Galdós, de quien celebramos el centenario de su muerte este año, el protagonista es la Masonería que se llama el Gran Oriente, nombre de una secta importantísima. En ese libro explica cómo interfiere la masonería en ese gobierno en concreto de España”.
En fin, no podemos hablar algo de la docena de ideologías. Sí que se puede intuir la gran cantidad de bibliografía que ha manejado el autor de ‘El Mundo de las ideologías’. A vuela pluma, José Ramón Ayllón, cita algunos libros. En el caso de la ideología del Marxismo, “hay que leer el Libro Negro del Marxismo que te explica más o menos qué es. Yo he leído a Stephen Koch en ‘El fin de la Inocencia’. Explica que el marxismo es una operación de propaganda. Si yo llamo a alguien nazi, es un grave insulto que no me lo permitirá. En cambio, si le llamo comunista, puede no importar e incluso parecerle bien. No se entiende, porque la cuenta de resultados del Comunismo, de sus grandes dictadores en Rusia, en China, son absolutamente mayores frente a los homicidios de Hitler. ¿Por qué esa benevolencia con un sistema que es la mayor empresa carcelaria de la Humanidad?”.
Ayllón se refiere a Mariano Fazio, profesor de una facultad de Roma, que escribió una obra titulada ‘Historia de las ideas contemporáneas’. “Aunque el título no refleja exactamente el contenido, porque empieza en el Renacimiento, son ideas modernas y contemporáneas. Es un libro que entra en el mundo de las ideas filosóficas, también reflejadas en la literatura desde el Renacimiento hasta el momento presente. Es un manual universitario que recomiendo mucho a mis alumnos”, dice.
“Hay otro libro clásico de Alexas de Tocqueville, del siglo XIX, que también recomiendo a los universitarios. Habla de la Revolución francesa y lo hace con un ejercicio de Historia comparada. Analiza simultáneamente lo que pasaba en Francia, en Inglaterra y en Alemania. El libro de Tocqueville sobre la revolución es un clásico. Después se han escritos miles de casos y análisis, pero nunca han superado este estupendo análisis”.
“¿Obras de conjunto sobre el siglo XX?”, se pregunta. “Hay un escritor especial que se llama José Luis Comellas. Es catedrático emérito de la Universidad de Sevilla. Tiene muchos libros de Historia. Comellas ama el rigor científico que armoniza con la amenidad. A veces es un auténtico recurso periodístico”.
En el terreno de la Masonería, Ayllón señala que “en España hay grandes especialistas en Masonería, como Ricardo de la Cierva, Alberto Bárcena, Manuel Guerra, César Vidal…”. Sobre este último, destaca que “escribe muy bien y es relativamente brillante porque tiene una formación periodística”.
Sobre el
siglo XX en todo el mundo, dice Ayllón, hay muchos libros porque las Ideologías
son del XIX y XX. Cita entonces a Paul Johnson y su libro ‘Tiempos modernos’. “Me
parece un libro fantástico. También he de advertir al lector que no son ‘novelitas’.
Pueden ser, a veces, libros arduos, gruesos, pero son súper interesantes”.
Y, cómo no, Ayllón también recomienda películas. Porque hablan de una Historia muy reciente que ha sido llevada al cine, como Qué verde era mi valle sobre el origen del problema de la minería en Escocia. Otra, Las Uvas de la Ira. O la conocidísima de Charles Chaplin, Tiempos modernos, que “es una auténtica maravilla. Con todas ellas se aprende mucho”.
No podíamos
terminar la entrevista sin una pincelada sobre la tan actual Ideología de
género. ¿Cómo sustraerse a ella? “Sustraerse o combatirla, para no dejarse
engañar o manipular, primeramente hay que conocer sus argumentos. Podría decir
que hay que conocer al enemigo, pero no me gusta hablar de enemigos. Mejor,
conocer”. Y explica que hay que documentarse, leer o bien que alguien de buen
criterio que lo conoce bien, lo explique. Y recomienda acudir a Internet y
redes sociales así como mensajes de personas preparadas que circulan por plataformas
de mensajería que en formato de vídeo o texto lo explican muy bien.
PROYECTOS
Ayllón cuenta que está apunto de editar un libro titulado ‘Esencia de Mujer’ que es una selección de artículos de Chesterton (Londres, 1874-1936), escritor y periodista británico. “Chesterton escribió sobre su visión del feminismo que estaba naciendo en ese momento, así como de la revolución sexual, la familia, el divorcio, la educación de los hijos, el matrimonio…Chesterton es un genio y, a veces, los genios se adelantan a la Historia o tocan problemas con una profundidad que sirve para todas las épocas”.
Ya casi está en imprenta, dice. “Saldrá para el Día de la Madre, en mayo, en la misma editorial que ‘El mundo de las ideologías’, editorial Homo Leges”.
Ayllón imparte también docencia sobre ética en Montevideo, Uruguay. “He rescatado un viejo libro sobre ética que en el año 2000 titulé ‘Ética razonada’. Desde entonces la ética no ha cambiado mucho. Sí, en cambio, la actualidad del momento presente, la vida. Por tanto, lo he actualizado con ejemplos más contemporáneos, con problemas actuales, y, tras la revisión, lo voy a titular ‘Ética actualizada’. Además, con este título siempre va a servir”, bromea.
Terminamos la
conversación. “Yo siempre estoy escribiendo. Cuando la gente me pregunta si
estoy escribiendo algo…es como si a un médico le preguntaran si está tratando
algún paciente…o a un abogado… Siempre tengo que estar escribiendo…”, sentencia.