El próximo viernes 2 de febrero a las 19:00h se inaugura la muestra individual Os coleccionistas de formas de Vicente Blanco en la Galería NÉBOA (Lamas de Prado 31, Lugo).
Os coleccionistas de formas es la primera exposición individual de Vicente Blanco en Lugo con la que presenta una colección de dibujos que surgen de la observación de su entorno más inmediato: zonas rurales de Galiza donde las tradiciones, la arquitectura, el paisaje y la lengua están desvaneciéndose absorbidas por los modelos neoliberales que priorizan el lujo y el exotismo.
Y es el dibujo el tamiz con el que los coleccionistas recogen las imágenes de mundos imaginarios imbricados en esa realidad más próxima, fragmentos de arquitecturas, elementos naturales e historias dotados de fuerte carga simbólica. Desde esta perspectiva, el arte es para el artista la herramienta fundamental en la construcción de narrativas sobre pertenencia, cuidado, diseño, responsabilidad o memoria individual y colectiva.
Los modos de vida rurales está desapareciendo, las transformaciones ultrarrápidas actuales borran la diversidad de cosmovisiones del mundo y crean una especie de “no lugar”. Al haber construido su identidad desde los márgenes y con referentes alejados de su contexto rural, lo lleva a adoptar la mirada de los colectivos invisibilizados, colonizados o explotados, como la naturaleza y los animales y de ahí la presencia simbiótica y recurrente en toda su obra. Como señala el artista en este mundo en ruinas, ¿Cómo construir la identidad desde los márgenes?, cómo narrar desde un contexto invisible, que también invisibiliza el deseo y la existencia”.
Sus series de dibujos, realizados con lápices de colores, acuarela y yeso pigmentado sobre lienzo y papel, se construyen sobre diferentes capas de información. Las narrativas están fracturadas, retienen información e invitan al espectador a imaginar lo que no se muestra. De esta manera, crea narrativas abiertas, plurales y fragmentadas que se rompen y se alejan del estado embrionario para volverse más ricas y complicadas y que resultan en una suspensión de sentido y significado que fluye lentamente hacia un posible desenlace de la trama, como una espera silenciosa.
Blanco apela a la mano no sólo como herramienta de ejecución, sino también como miembro pensante. Son esas mismas manos las que recogen, agarran, cuidan, abrazan y desarrollan. Son manos de trabajo pero también manos de cariño que recorren los cuerpos y sellan el vínculo humano con la naturaleza fértil, afectiva tal vez, en su fase onírica; amenazante, a raíz de ello.
Las diferentes proporciones y escalas de las figuras que aparecen en las obras, humanas y/o fantasmales y surrealistas, establecen una suerte de coreografía hipnótica en la que el humor y la ironía no están exentos. El artista se refiere al dibujo como caracterizado por la riqueza y la fragilidad, donde todo permanece y que remite a una danza, donde el movimiento de todo el cuerpo se registra como un ritual de repetición de un gesto.
Vicente Blanco fue recientemente galardonado con la beca de la Fundación Pollock-Krasner (2023) y su obra está presente en destacadas colecciones como la Fundación María José Jove, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, entre otros. Desde 2013 vive en Coeses, una pequeña parroquia del municipio de Lugo. Imparte docencia en Didáctica de la Expresión Plástica de la USC en la Facultad de Magisterio de Lugo y, junto con Salvador Cidrás y Estela Freile, es uno de los fundadores del grupo de innovación educativa Escola Imaxinada, un grupo formado por diferentes profesionales del ámbito de las artes, la arquitectura, la filosofía y la Educación Infantil y Primaria.
