La ciudad olívica se convirtió ayer en un punto de encuentro para personas de todas las nacionalidades, celebrando la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Organizado por la delegación de Migraciones de la diócesis de Tui-Vigo, el evento reunió a cerca de 220 personas en el colegio San José de Cluny, bajo el lema "Dios camina con su pueblo".
La eucaristía, presidida por el obispo Mons. Antonio Valín, fue el corazón de la jornada. En su homilía, el prelado destacó la importancia de la acogida y la integración, recordando que "cualquier persona que tenga un corazón bueno es bendecida por Dios". Valín hizo hincapié en la necesidad de superar la "cultura del descarte" y vivir en una actitud de apertura hacia el otro, independientemente de su origen.
Diversidad y convivencia
La jornada fue un claro ejemplo de la riqueza cultural que aporta la migración a Vigo. Participantes de Argentina, Kenia, México, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Guatemala, República Dominicana, Honduras, El Salvador, Paraguay y España compartieron experiencias y crearon lazos de amistad.
El sacerdote dominico, periodista e influencer fray Marcos J. García S. OP, aportó un toque de humor y reflexión con su charla "Buena nueva de predicación, en predicocinando". Su intervención, cargada de anécdotas y mensajes positivos, generó un ambiente distendido y participativo.
Un espacio para todos
Además de los momentos de reflexión y formación, la jornada incluyó actividades lúdicas como el "bingo migrante", que permitió a los participantes de todas las edades disfrutar de un rato de diversión y convivencia.
Para la delegación de Migraciones, este encuentro es una muestra del compromiso de la diócesis con la población migrante y de la creciente diversidad de la ciudad. "Este tipo de iniciativas son fundamentales para crear una sociedad más justa y solidaria", afirmó un representante de la delegación.
Los asistentes valoraron positivamente la jornada, destacando la importancia de sentirse acogidos y valorados en una nueva ciudad.