sábado. 23.11.2024

La diócesis de Tui-Vigo es un faro de esperanza en muchos rincones del mundo gracias a la incansable labor de sus misioneros. Estos hombres y mujeres consagrados sus vidas a llevar el Evangelio y mejorar las condiciones de vida de las comunidades más necesitadas.

Sentado en el centro de la fotografía, Gumersindo Domínguez, sacerdote misionera en Colombia y natural de Cabral.
Sentado en el centro de la fotografía, Gumersindo Domínguez, sacerdote misionera en Colombia y natural de Cabral.

Entre ellos destaca el obispo emérito de Abancay (Perú), Mons. Gilberto Gómez González, oriundo de Alveos (Creciente), quien ha dedicado gran parte de su vida a servir a los más pobres en una de las regiones más marginadas de América Latina. Su testimonio es una inspiración para todos aquellos que creen en la fuerza transformadora de la solidaridad.

Pero Mons. Gómez no está solo. A él se suman otros 19 misioneros de la diócesis, que trabajan en países como Bolivia, Chile, Colombia, Madagascar o Perú. Sacerdotes, religiosos y laicos, todos ellos comparten un mismo objetivo: llevar la luz de Cristo a los rincones más oscuros del planeta.

Desde la construcción de escuelas y hospitales hasta la promoción de proyectos de desarrollo sostenible, los misioneros de Tui-Vigo trabajan incansablemente para mejorar la calidad de vida de las comunidades que acogen. Su labor no solo tiene un impacto social, sino también espiritual, pues llevan la palabra de Dios y ofrecen consuelo y esperanza a quienes más lo necesitan.

Gracias a la generosidad de los fieles de la diócesis, estos misioneros pueden continuar su labor y seguir siendo un signo de esperanza en un mundo cada vez más globalizado y desigual. El Domund es una oportunidad para reconocer su entrega y para animarlos a seguir adelante en su misión.

Héroes anónimos: Los misioneros de Tui-Vigo transforman vidas en el extranjero
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