sábado. 23.11.2024

Alerta sanitaria en el río Sena

El vertido de las aguas residuales de la ciudad de París ha sido la causa que desde el año 1923 se prohibiera el baño ante el riesgo de contraer el tifus y la disentería. Desde el año 2016, con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de París 2024, se puso en marcha un plan plurianual, con una inversión de 1.400 millones € para lograr el saneamiento del Sena, y que sus aguas pudieran ser utilizadas para el baño, proteger el ecosistema fluvial e impulsar la biodiversidad.

El vertido de las aguas residuales de la ciudad de París ha sido la causa que desde el año 1923 se prohibiera el baño ante el riesgo de contraer el tifus y la disentería. Desde el año 2016, con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de París 2024, se puso en marcha un plan plurianual, con una inversión de 1.400 millones € para lograr el saneamiento del Sena, y que sus aguas pudieran ser utilizadas para el baño, proteger el ecosistema fluvial e impulsar la biodiversidad. Abrir el río al público, suponía revisar el sistema de alcantarillado unitario donde las aguas pluviales y residuales fluyen por las mismas tuberías, totalmente insuficientes al desbordarse y verter directamente al Sena; lo que obligó a la construcción de estanques de retención de aguas pluviales, con la finalidad de almacenar el exceso de agua de lluvia durante las fuertes tormentas y reducir la cantidad de agua sin tratar que se vierte al Sena. Si se concentra demasiada lluvia en poco tiempo, no es posible captar todas las aguas pluviales; en tales circunstancias, el agua de escorrentía se vierte al río directamente, lo que eleva el nivel de contaminación. El Sena sigue siendo vulnerable a la contaminación durante episodios de fuertes lluvias, lo que, unido a la variabilidad del clima a causa del calentamiento global, complica la situación, de ahí la necesidad de poner en marcha nuevos proyectos de captación de aguas de escorrentía. La apertura de tres zonas recreativas y la posibilidad de nadar en el Sena supone un nuevo desafío para la ciudad de París, si bien dependerá de fenómenos meteorológicos ocasionales, con prohibiciones de inmersión cuando estos se produzcan.

            Mediante un sistema de análisis y monitoreo in situ que permita realizar un seguimiento y medir el riesgo de forma fiable y segura, con la finalidad de que se pueda disponer de un resultado real y válido de las condiciones del agua y actuar de forma inmediata, al objeto de garantizar que el agua del Sena sea segura para el baño. Tras la inauguración de los JJOO, las lluvias torrenciales en París empeoraron la calidad de las aguas del Sena, y esa ha sido la causa de que no haya superado las evaluaciones de la calidad del agua (escherichia coli y enterococcus faecalis, elevados). La variabilidad de los resultados obtenidos en las pruebas realizadas, dependiendo de las condiciones climatológicas, del día y del lugar de muestreo, genera incertidumbre. Con este escenario, al no estar garantizada la salubridad de sus aguas de forma permanente, no se debe poner en riesgo la salud de los deportistas. Ha sido precipitado realizar diversas pruebas olímpicas en el Sena, y a los hechos me remito (algunos triatletas han enfermado tras bañarse en el Sena…).

Más inversiones para mejorar la eficacia del sistema de tratamiento de sus aguas residuales, más información pública, transparencia en los datos, que deberían publicarse diariamente, junto con la información relativa a los riesgos sanitarios asociados (problemas gastrointestinales, oculares, cutáneos, etc.). Se está construyendo futuro por un Sena saludable y sostenible, y buena prueba de ello, es que actualmente viven 34 especies acuáticas en el Sena, frente a las 14 que lo hacían en el año 1990, pero aún queda camino por recorrer. Políticos y científicos deben sumar esfuerzos, mediante un compromiso sostenido en el tiempo y un monitoreo constante, para que el río Sena pueda convertirse en un ejemplo global de cómo una ciudad puede recuperar y revitalizar sus recursos naturales, ese sería el legado olímpico para los parisinos. De momento, toca seguir trabajando.

Alerta sanitaria en el río Sena
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