La nueva ola epidémica de viruela del mono (mpox), causada por la variante clado Ia de una especie del género Orthopoxvirus, más agresiva, severa y contagiosa que la clado IIb, que originó el brote epidémico de 2022, con cerca de 100.000 casos y 208 muertes en 116 países. En lo que va de año, la República Democrática del Congo ha notificado más de 18.000 casos y más de 500 muertes, extendiéndose a países vecinos como Burundi, Camerún, Congo-Brazzaville, Costa de Marfil, Kenia, Liberia, Nigeria, República Centroafricana, Ruanda, Sudáfrica, Uganda, etc., lo que obligó a la OMS a declarar la mpox como emergencia sanitaria internacional. Estamos ante un riesgo epidémico global y hay que estar alerta, reforzar la vigilancia epidemiológica de los casos, detección y rastreo de los contactos cercanos, aislamiento de las personas infectadas para que no transmitan la enfermedad y vacunar a los contactos estrechos, con la finalidad de contener el brote.
Es preciso extremar la vigilancia epidemiológica y detectar cualquier caso en la fase temprana de la enfermedad, aislar al enfermo dos o tres semanas mientras pueda transmitir la enfermedad, bien por contacto íntimo, intercambio de fluidos corporales, lesiones en la piel, gotículas respiratorias en contacto cercano y prolongado, de madre a hijo en el embarazo. La persona infectada, si tiene contacto estrecho con una persona sana, puede transmitirle la enfermedad, también a través de fómites (toallas, sábanas, mantas, etc.), que han sido infectados por una persona enferma. En cualquier caso, hay que evitar que se disemine la enfermedad. El clado Ib se encuentra más en adultos y aunque se asocia más con la transmisión sexual no es una enfermedad de transmisión sexual ni afecta exclusivamente a homosexuales (grupo de alto riesgo). Tiene un período de incubación de 21 días, puede haber personas asintomáticas que han sido infectadas y que en ese intervalo de tiempo nunca serían detectadas en un control aeroportuario, de ahí que no tendría ningún sentido realizar controles de fronteras y restricciones de viaje. Tampoco el confinamiento masivo de la población. No hay ningún antiviral específico para tratar la enfermedad que elimine el virus, pero ayudan a paliar sus síntomas (inflamación de los ganglios linfáticos, erupciones cutáneas dolorosas o con picor, fiebre, escalofríos, dolores musculares).
En Europa, hay que reforzar la vigilancia contra la variante clado I, además de eliminar la variante clado II, de la que se están notificando alrededor de 100 nuevos casos cada mes. Para frenar la mpox, es preciso actuar y mantener la solidaridad con el continente africano apoyando la vacunación a través de la vacuna (Imvanex/Europa y Jynneos/EEUU) ya disponible que se usa contra la viruela y que es efectiva contra la mpox, aplicándola a grupos de riesgo y a personas que están en contacto estrecho o en el ámbito familiar del enfermo, así como a los trabajadores sanitarios que están atendiendo a los enfermos. África, solamente dispone de 200.000 dosis para contener el brote y necesita más de diez millones de dosis, de ahí la imperiosa necesidad de ser solidarios con los países africanos que tienen casos de mpox del clado Ib y evitar su llegada a Europa en forma de brote, si bien el riesgo es bajo para la población general.
Francisco Peña Científico, académico, experto en salud ambiental y salud pública