Rafael Amor fue –es, los poetas nunca mueren– uno de los poetas y cantores más grandes de Argentina y yo diría que de toda América Latina. Cantor, juglar contemporáneo, pero también –como digo– poeta, y humorista, porque sus conciertos eran divertidísimos. Realmente fue un pionero de lo que hoy se llama el monólogo de humor.
Había en su aspecto algo contradictorio. Su gruesa figura, su pelo largo y su barba le daban cierta fiereza, pero luego era tan tierno como un niño, y es que incluso su rostro, si le quitabas la melena y la barba, tenía la dulzura de un infante.
Nacido en Buenos Aires, Rafael vivía en Madrid desde 1974, pero venía todos los años a cantar a Vigo. Solía traerlo Daniel Calá, que además debió de ser el primero que lo hizo. Yo lo descubrí a comienzos de los años 90 en “El Rincón de los Artistas”, a donde volví muchas veces después –y a alguna otra sala– para escucharlo cantar otra vez. Incluso tuve ocasión de entrevistarlo dos veces para “El Correo Gallego”, siempre en aquellos 90. No se plegó a la industria del disco, pero aun así dejó himnos inmortales que llegaron a grabar José Larralde, Facundo Cabral, Alberto Cortez o Mercedes Sosa, como “No me llames extranjero” –que desgraciadamente tiene hoy más vigencia que cuando la escribió en los años 70–, “Corazón libre” o “Yo seré tu compañero”. Y cientos de canciones maravillosas en las que se unen la ternura, la nostalgia, la militancia y la poesía.
Con el cambio de siglo y milenio empezó a viajar más a menudo a Argentina, donde murió repentinamente, de un ataque al corazón, en diciembre de 2019. El pasado viernes, tres años y medio después de su muerte, sus amigos y admiradores le rendimos un emotivo homenaje en Vigo, en el café “De Catro a Catro”, comandado por su esposa, Pili Campos, y presentado por Daniel Calá, y en el que participaron Esther López, Aixa Mohamed, Begoña Boente, Fernando Magdalena, Alejandro Ruetter, Xulia María, Maika Aguado, Miriam Sandoval, Héctor Findel y Enrique Migliarini. Se cantó, se recitó, se contaron anécdotas personales y se presentó un libro póstumo de relatos de Rafael, “El calesitero cósmico y otros cuentos”, preparado con amor por su compañera Pili.
Larga vida a Rafael Amor. Todos seremos siempre tus compañeros.