El Parlamento Europeo ha aprobado este 14 de febrero el acuerdo con el que se prohibirá la venta de furgonetas y coches gasolina y diésel a partir de 2035. Esta votación, aunque esperada, deja a una parte de Europa descontenta por las repercusiones futuras que esta decisión tendrá en todo el sector de la automatización. Diez años pueden parecer mucho tiempo, pero para un sector especializado como el del automóvil, es un periodo ínfimo que corre el riesgo de doblegar una industria que emplea a más de 50.000 personas en España. ¿Corre el riesgo esta maniobra de ser más beneficiosa para EE.UU. y China que para Europa en sí?
La votación del parlamento europeo
Con una amplia mayoría —339 a favor, 249 en contra y 24 abstenciones—, el Parlamento Europeo ha votado a favor de poner fin a la era de los motores de combustión interna. También se ha rechazado la propuesta de limitar el objetivo de reducción de la emisión de CO2 al 90%, ratificando así la muerte de los coches de gasolina, diésel híbridos e híbridos enchufables.
La eurodiputada alemana de extrema derecha Sylvia Limmer, ha cargado duramente contra esta decisión, asegurando que “no hay movilidad con cero emisiones” y que el acuerdo solo “desplazará millones de empleos a terceros países”. La izquierda, por el contrario, plantea que los objetivos son tibios. Critican, por ejemplo, que las marcas que fabrican coches de lujo vayan a quedar exentas al vender menos de 1.000 unidades. Marine Mesure, por ejemplo, pone el foco en que el acuerdo no atiende al proceso de fabricación, que también es muy contaminante en el caso de componentes como el litio.
La crítica de la izquierda viene en parte motivada por el acuerdo de que los fabricantes con una pequeña producción, menos de 1.000, quedarán exentos de cumplir esta legislación. Esto, en el fondo, es un hecho que solo beneficia a las marcas de superlujo. Por otro lado, los fabricantes cuyo rendimiento esté entre los 1.000 y 10.000 ejemplares, tendrán hasta finales de 2035 para sumarse al resto de competidores.
PNV, Vox y el Partido Popular han rechazado la propuesta. PSOE, Ciudadanos —con una excepción— IU, ICV y Podemos han apoyado la iniciativa. La ley española, después de aprobar este acuerdo, se queda por detrás en la carrera por la energía verde ya que sostenía la desaparición de los combustibles fósiles en 2040. Los Nacionalistas Vascos han pedido, como mal menor, que la reducción se quede en el 90% para 2035, quedándose un diez por ciento por debajo de las decisiones europeas.
Los efectos en el mercado español de automóviles
La industria española del automóvil es un sector fortísimo y con gran peso en la economía nacional. Las fábricas en España producen una media de 3.000.000 de coches al año, lo que supone un diez por ciento del producto interior bruto y emplea a casi el diez por ciento de los trabajadores en activo.
Por tanto, como segunda fabricante de Europa y novena del mundo, España siempre se ha posicionado como una referencia en la fabricación y venta al extranjero de automóviles y elementos relativos a su producción. Habrá que ver cómo afecta esta decisión a la sociedad y empleabilidad del país.
Con todo esto, es palmario que el sector de la venta de automóviles está sufriendo muchos envites en los últimos años. Desde la inminente entrada en vigor de medidas como esta, hasta la cada vez mayor tendencia a preferir el renting de coches a la compra, se está conformando una realidad nunca antes vista para el mundo del motor. De hecho, en 2022 las ventas de coches se han desplomado a niveles de hace nueve años. En enero de 2023 la penetración del renting en empresas es más del 45%, aumentando un 4% respecto al año anterior.
¿Cuáles son los efectos en los mercados internacionales?
Hacía tiempo que los mercados esperaban esta noticia y, efectivamente, los valores del mundo automovilístico han abierto ligeramente al alza durante la mañana del día siguiente a la decisión europea. Sin embargo, esta situación genera más incógnitas que certezas. El hecho de que Estados Unidos y China, principales fabricantes de coches, no se sumen a la tendencia de cero emisiones, crea unas condiciones especialmente beneficiosas para ambos gigantes.
Las tecnologías extranjeras son actualmente más eficientes y, aunque no está previsto el abandono de los combustibles fósiles por parte de naciones no comunitarias, se creará un entorno óptimo para mercados como el de Tesla y otras empresas del país asiático.
Actualmente, el comportamiento de estas dos potencias se resume en una conducta parasitaria, que conquista las carreteras europeas y españolas con sus productos, sin colaborar en nada a la visión verde que dirige a Europa.
Un artículo cortesía de https://www.vamos.es