Analizar, argüir, argumentar, estudiar, examinar, razonar, tratar, deliberar mientras se labra el surco en el que se siembra. Plantar semillas diminutas que germinen en planta o en idea. Regar con la reflexión educada, respetuosa en la discrepancia. Arrancar malas hierbas. Dejar que el terreno se ilumine con nueva luz. Abonar en tiempo y en forma, entender cada novedad y alteración de lo cotidiano, preservar lo que merece la pena. Recoger la cosecha con la que sustentar los cuerpos y las mentes, la vida confusa en la que discurrimos entre caudalosas confusiones: pandemias, guerras, cambios políticos y geoestratégicos, económicos y climáticos, energías insuficiente o fuera de precio, globalización, inflación, migraciones forzosas, desigualdades, violencias, verdades creadas... Estas cuestiones demarcan el objetivo analítico del IV Foro La Toja Vínculo Atlántico, presidido por Josep Piqué, y al que concurren las más altas personalidades, que harán sus aportaciones al granero común y solidario con generosidad, tratando de pensar y definir estrategias para una nueva arquitectura mundial, en un marco de calma y ponderación.
El gran trasatlántico del Gran Hotel de la Toja -marca comercial registrada, A Toxa es el topónimo, respetadísimo-, se mantienen firme en su cuarta travesía, promovida por HOTUSA, empresa presidida por un gallego en mi opinión sabio y comprometido con la creación de riqueza y empleo en todo el mundo, Amancio López Seijas.
Si mucho y bueno es lo que hemos tenido oportunidad de disfrutar en los anteriores ediciones, la expectación se acrecienta en un momento en el que resulta imperioso plantearse el reposicionamiento de cada nación o continente, de cada Estado y de cada gobierno, de cada fondo de inversión y de cada empresa, de todo sector, de cada autónomo y trabajador, en un mundo que semeja haberse vuelto muy inestable en sus cambiantes circunstancias, con ciudadanos frágiles, aparentemente pasmados ante tantas novedades que semejan desordenas, y que en lo evidente propician ineficacias sociales, políticas, económicas. Se necesitan pues aportes, repuestas astutas, ponderadas y eficaces. Nada es fácil y todos somos necesarios para tan ardua tarea.
Estos días en O Grove se habla, se propone, se discrepa. Todo se hace con la transparencia ética que exigen las cámaras, los micrófonos, la presencia de comunicadores. Con el máximo respeto a la pluralidad política, filosófica, social, con especial representación y atención a España, Portugal e Iberoamérica. Con un confesado esfuerzo por otorgar la comparecencia de todos los géneros y de todas las índoles, sin cupos, por méritos y confirmación de invitaciones -es posible que en esto, en la aceptación o no, en las posibilidad o no de acudir, haya surgido alguna aparente desproporción, pero la voluntad de la organización siempre ha sido equilibrada e inteligente-, como bien sabe y de lo que bien se ocupa Carmen Martínez Castro.
En seguro que en el positivo Foro La Toja se valora lo bello y lo hermoso, se contribuye a reconocerlo, preservarlo, ensalzarlo, compartirlo; se insiste en la necesidad de formar más y mejor a los jóvenes, de cuidar a los mayores y proteger a los débiles, de aupar a los valiosos -el Premio que se otorga así lo demuestra-, de preservar el medio ambiente, de otorgar oportunidades a todos, sin exclusión. Es indudable que se abordarán cuestiones como establecer nuevas normas para acentuar la convivencia y el bienestar, respetar a la autoridad democrática, la separación de poderes y una Justicia libre, y cómo combatir a los poderes despóticos. Con certeza se brindará por el hecho mismo de compartir un tiempo, una cultura, un planeta azul y hermoso.
En este 2022, la celebración del evento confirma que es posible trabajar de nuevo juntos, coincidiendo con ese lema del escritor italiano Massimo Bontempelli “conversar es entrar en el surco que ha trazado el otro, y proseguir en el trazo y perfección de aquel surco.” Y así la nave va, lo hace con un rumbo serio, huyendo de lugares comunes y de frases hechas, eludiendo puertos vulgares y torpedos intencionados, debates estériles y amarillismos. La misión es transportar, aportar, semillas con las que alimentar a un nuevo mundo. El terreno es fértil.
Alberto Barciela
Periodista