El Pazo de Fonseca, Universidad de Santiago de Compostela, acoge una exposición bajo el título "O legado de Ángel: Arte e Oficio en Compostela". Esta muestra es un homenaje a la sensibilidad de varias generaciones de una familia compostelana hacia la estética, el gusto y la preservación de aquellos objetos que formaron parte tanto de su patrimonio como de la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. La exposición estará disponible hasta el 30 de septiembre, a pocos metros del Obradoiro y de la Catedral.
No me referiré al joyero Ángel Iglesias ni a las valiosas piezas de la muestra, sino a dos retratos que bien merecían un lugar en esta sala: el de Ángel Iglesias González y el de su esposa María del Pilar Acuña Fernández, ambos pintados por el artista compostelano Francisco Luis López Carballo (1920-1992).
Hijo del pintor Juan Luis, López Carballo fue profesor de dibujo en el Instituto Rosalía de Castro y en la Facultad de Ciencias, además de ser Concejal y, posteriormente, Alcalde de Santiago de Compostela (1964-1974). También fue Diputado Provincial y Procurador en Cortes (1967-1970) como representante de los Ayuntamientos de la provincia de La Coruña.
Bajo su mandato, la Corporación promovió el derribo del conocido Edificio Castromil, un proceso que se materializó con la decisión de su sucesor, Antonio Castro, a pesar de las numerosas protestas de arquitectos y medios de comunicación de la época, a excepción de El Correo Gallego.
Fue Académico de la RAGBBA y autor de los dos retratos mencionados, pintados en Marevento, Baiona, los cuales están actualmente expuestos en la Joyería Ángel, en la Calle Marqués de Valladares de la ciudad de Vigo. Es una pena que no puedan verse en la capital de Galicia, en ese espacio cercano a la joyería que lleva su nombre.