La procesión del Santo Entierro, con el Cristo en la urna –una réplica del que está en el altar mayor-, más la Virgen Dolorosa de Tortoreos, As Neves, y el san Juan apóstol de Pesqueiras rodearon el recinto amurallado, con las autoridades municipales –la alcaldesa de Salvaterra, Marta Valcárcel y los concejales Manuel Andrés Acuña y Ernesto Groba- y la banda municipal de Salvaterra al completo, con su director al frente, Daniel Gregores.
Vídeo gentileza de Finito Reigada.
La “gran figura del Santo Cristo de la Victoria del año 1732, recuerda los duros enfrentamientos que en otro tiempo se produjeron en este territorio fronterizo y la victoria de los castellanos sobre los lusos”, según se recoge en la web municipal.
Se trata de un Cristo vivo, articulado, del que, para evitar su deterioro al desmontarlo para meterlo en la urna, en ocasiones como la Semana Santa, se encargó, hace unos años una réplica para este fin y para la veneración de los fieles.
Vídeo gentileza de Finito Reigada.
Las figuras de cristo vivos, el crucificado un tiempo antes de morir, son sugerentes a la piedad de los cristianos, como que ‘nos tienen algo que decir’. Que sea articulado no significa que esté pensado para la teatralidad sino que se trata de un efecto pedagógico por el que la imagen tenga un máximo realismo que conmueva al devoto al arrepentimiento.
Estas imágenes eran encargadas por las cofradías, esto es, una asociación de laicos que facilitaban así la piedad popular. Ellos corrían con los gastos de sus imágenes y, cuando las encargaban, incluso podían condicionar al artista para que personalizara los rasgos que deseaban ver en la imagen encargada.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que acompañó hoy al santo Cristo, está datada en el siglo XVII-XVIII. Una advocación con muchos devotos nevenses. Llegó a tener romería propia. Está situada en el altar mayor, junto al apóstol Santiago. La imagen, que viste el diseñador Santiago Iglesias, estrenará un nuevo manto el próximo mes de mayo. Cuenta ya con 3 mantos y 5 vestidos así como una amplia colección de pañuelos. Devotos de la Dolorosa le han regalado un corazón de oro y otro de plata con sus espadas.