El Vía Crucis de Ponte de Lima congregó a noche a muchos limianos que quisieron revivir la pasión y muerte de Cristo. La villa estaba iluminada en una noche de esplédida temperatura que facilitó seguir las distintas estaciones que movía a la piedad personal y colectiva. Perfectamente ataviados de época los participantes ayudaron al público a meterse en las escenas de la salvación.