Venimos de un modelo en el que se convive con 4 etapas de la vida:
- Infancia (felices, protegidos…)
- Juventud (etapa de formación, vida en familia, nos reproducimos, estamos implicados en el sistema productivo…)
- Madurez (camino hacia la jubilación...)
- Envejecimiento (últimos años; pocos, en anteriores siglos).
Hoy día, la tercera parte de la población está por encima de los 55 años.
Y, cuando una persona accede a la jubilación, aún tiene una perspectiva de supervivencia en torno a los 25 años; casi ¼ de nuestra vida total y -se ha comprobado estadísticamente- se incrementa a un buen ritmo. En 1900, la esperanza de vida al nacer era de 30 años. Y en el siglo XXI, la esperanza está en 80,5 años los hombres; y 85,9 años para las mujeres.
Corren nuevos tiempos con la etapa del envejecimiento.
La Organización mundial de la salud -OMS- orientó la definición de envejecimiento:
En 2002, Envejecimiento activo: “Los hábitos de vida personales”; la salud.
En 2016, Envejecimiento saludable: “Desarrollar la capacidad funcional”; capaz de moverse, de cubrir las necesidades básicas, de crear y mantener relaciones con las personas, de contribuir a la sociedad, de aprender…
El orgullo de ser mayor.
Catalogar a un mayor de pensionista, es una realidad de justicia, según las leyes, pero es un término parco y pobre, asociado a “receptor”.
También, el término retirado no es aleccionador, porque se asocia a estar “apartado”.
Más degradante sería el término de clase pasiva, como nos denomina la Seguridad Social.
Y otros términos resuenan mas bien como poco acertados: viejín, chocho, ancianín, abuelín…
El edadismo o mas correcto, la gerontofobia, es el miedo -cuando no desprecio- a los mayores. Nace de ideas que identifican la vejez con improductividad o dependencia, que provocan que una parte de la sociedad les acabe considerando como una carga.
Si, hay prejuicio a ese colectivo en la sociedad, no sólo en los jóvenes sino también en personas adultas. Nos preocupan muchas cosas, entre ellas: el envejecimiento demográfico, la disrupción tecnológica, la deriva del bienestar social, la imparable usurpación de la inteligencia artificial, los delirios del crecimiento, la supervivencia del planeta, la globalización…Bien, per que no nos quite la paz de la feliz jubilación.
No hay duda de que el progreso que viene, más bien, que ya está aquí, puede hacer surgir en nuestros ánimos una especie de “futurofobia”, porque no asociamos el crecimiento económico-tecnológico con el desarrollo de la vida, de la sociedad. Cierto, sin duda, no es para ningunear estos y otros aspectos, pero sería deseable no abordar debates estériles, que no conducen más que a perder la paz, la tranquilidad, la serenidad para seguir avanzando por el camino de la vida.
Pongamos el foco en los seniors. La clave de los seniors con envejecimiento activo está en la actividad: no tener tiempos muertos; sin el agobio de los horarios o del trabajo profesional, mantener la mente funcionando, salir de casa, entablar nuevas relaciones. Revives otra vez y te sientes mucho mejor.
La Unión Europea, recabando información de la OCDE (organización para la cooperación y desarrollo económico) ha definido la economía del envejecimiento con el iluminado nombre de “silver economy”, economía de las canas o plateada.
Ahí están entretejidas las oportunidades derivadas de las actividades de la población mayor de 55 años. Según esta misma fuente, esta economía supondrá en el años 2025 el casi 38% de los empleos europeos. (Fuente:La rebelión de las canas. Iñaki Ortega)
Hay actualmente más de 600 millones de seniors en todo el mundo y muchos de ellos no están dispuestos a ser espectadores en los años que vienen, sino, a ser protagonistas. Esperan a que el mundo madure y afronte su responsabilidad y quieren estar ahí, ser útiles, aportar su experiencia. Además, no olvidemos que más del 40% del consumo mundial lo realizan los mayores de 60 años y dá la impresión de que son ninguneados. En la Europa del 2060, uno de cada tres habitantes será mayor de 65 años. Algo similar sucederá en los países desarrollados del planeta.
Emprender a partir de los 55 años.
Hemos de reconocer que es un desafío, y una oportunidad para desarrollar habilidades y perseguir pasiones personales. Los mayores serán el motor de la economía del futuro. Hay mayores con espíritu joven y jóvenes, envejecidos.
Una escoba nueva siempre barre bien, pero será más eficiente en manos de una persona con experiencia.
Algunas historias de emprendedores con cierta edad:
María Pérez, creó una empresa de consultoría en tecnología educativa, después de jubilarse como profesora.
Juan García, fundó una pequeña agencia de viajes especializada en turismo rural tras su retiro como funcionario público.
Reis Hoffman: a los 52 años cofundó Linkedin.
Paco Roncero, abrió la Terraza del Casino, su restaurante a los 52 años.
Juan Roig, a los 51 años asumió la cadena de supermercados Mercadona.
Paloma Cava, a los 50 años crea la empresa Empath, en Barcelona, de acompañamiento a mayores.
Tomás Millán, a los 71 años crea Rapimueble, cadena de tienda de muebles.
Carmen López, abrió una librería independiente tras retirarse de su trabajo en una cadena de librerías.
Elena Gómez, inició su negocio de catering de comida saludable después de trabajar como nutricionista durante décadas.
Antonio Pérez, creó un atienda online de productos artesanales tras jubilarse como ingeniero.
El dato está ahí, hay centenares de casos, más bien, millares (algunos, asesorados por Secot
Algunas características de la economía del futuro. Esa economía será:
Local: aunque llegue por vía global.
Inclusiva: con una distribución equitativa.
Digital: vía de entrada de los mercados internacionales.
Circular: no sólo el clásico reducir los desperdicios
Ecológica: aprovechar los recursos y disminuir los riesgos medioambientales.
Colaborativa: solidaria, intercambio de productos y servicios.
Para abrir los ojos a la economía del futuro, puede ser un revulsivo salir al encuentro de las necesidades de la población mayor. Esta economía mueve algo más de 10 billones de euros en el mundo. Los nichos económicos son muy diversos y el ingenio emprendedor hará surgir muchos otros: ocio, turismo, servicios financieros, hostelería, smart-home, smart-city, mejoras de accesibilidad, tecnologías adaptadas a mayores, biomedicina, traspaso intergeneracional de la experiencia...
Ramón Santorio
Presidente de SECOT