En el Gobierno de la nación hay once ministras y doce varones. Y cinco conselleiras al lado de ocho conselleiros en la Xunta de Galicia: esa distribución revela que las mujeres están bien presentes en la vida pública española. Y demuestran que están capacitadas para ello. Y lo mismo en la docencia, en la medicina, la judicatura, y en la conducción de buses urbanos.
¿Somos feministas? La web ‘Mundo Deportivo’ describe nueve feminismos… Si tuviera que optar por alguno lo hago por aquel que nos hace a ellas y a nosotros distintos en fisiología e idénticos en dignidad, con funciones y habilidades variadas.
Mi buena amiga N. compostelana es madre, empresaria e hija atenta de su madre nonagenaria. Coordina másteres a distancia, prepara a su hija para sucederla y atiende a su señora madre. No precisó estudios específicos para ello, simplemente lo hace.
Me fascinaron mujeres en mi vida. Mi tía Asunta que montó factoría de ropa infantil y en los años setenta fue avanzadilla en la promoción de Centros educativos para niños down. Miraba por su hija Pepis y miró al mismo tiempo por todas las personas down del Maresme. Podía y lo hizo, antes de que un yerno le revelara que era una mujer que ‘se había empoderado’
Una abogada madrileña, María José, ayudó en 1914 a unas mujeres afganas que buscaban asilo en España y hoy empuja una red que apoya a 110 familias. “Las mujeres afganas me preguntan: ¿por qué me ayudas? Lo hago porque es lo que aprendí de otros. Soy muy afortunada y es mi obligación devolver lo que he recibido. Y mi marido me apoya en todos los líos en los que me meto”.
Hubo una desavenencia conyugal entre un amigo mío y su mujer; la ley procesal vigente desde 2007 cargó sobre él sin defensa y el juez lo echó de casa y lo apartó de sus hijos durante año y medio 2007. El tiempo y el perdón arreglaron lo que el sistema procesal obstaculizaba; y hoy colorín colorado…; él se lame las heridas que le dejaron esas leyes poco garantistas.
No soy legislador pero me gustaría crear opinión: el feminismo radical enfrenta a mujeres y hombres como si fuera una lucha de clases de patrón marxista. No haya enfrentamiento artificioso entre ellas y nosotros.