Me temo que la reciente carta del papa Francisco sobre el papel de la literatura en la formación no se le haya dado demasiada importancia, y frente a una vorágine informativa nacional e internacional llena de urgencias. Intentaré que no abrace la irrelevancia y pase al baúl de: “una noticia más”.
La carta es relevante y yo diría que sorpresiva, que desde el mundo de la fe se defienda y se estime el papel de la literatura de una forma tan radical me causa sorpresa y admiración en este escenario nuevo.
Para destripar las razones de esta carta, viene a mi mente aquello del “signo de los tiempos”. Hay siglos para todo, siglos en que predomina el teatro, siglos para el ensayo, siglos para la poesía y siglos para la novela. En nuestro siglo predomina internet, pantallas y redes. La carta ¿no será una respuesta a esto?
La carta se caracteriza por dar un paso más, y no ya solo por la cantidad y profundidad de los argumentos “pro literatura”. La carta habla de ser aplicables a sacerdotes y cristianos, pero evidencia una aplicación universal. Es aplicable a cualquier ser humano.
La iremos analizando en varios artículos- merece la pena- ya que apunta a solucionar los graves problemas de la humanidad en estos tiempos que nos tocan. Y un aviso a los navegantes: esta carta es para lo que leen cero, los que leen poco y los que ya leen. Unos empezando a leer, otros leyendo más y otros pensando que no solo es una afición sino “un algo más”.
Las Novelas ensayos y poemas son un camino de maduración personal, es decir: nos mejora y nos humaniza.
Se nos habla de oasis: lugar de vegetación, manantiales, pero también: lugar de tregua, descanso refugio en las penalidades y contratiempos. Desiertos de arena, calor y aburrimiento. El libro en defensa de un montón de actividades que nos hacen bien.
Piensa: literatura versus televisión, redes, móviles. La literatura no ha pasado de moda creo yo.
Pero el oasis va en otro sentido no menos rompedor: hay momentos de cansancio, rabia, tormentas. La carta dice “que ni la oración nos sirve” y con el libro tienes como un espacio de interiorización, una fuente donde leer y encontrar compañía tranquila, un poder serenarse ante las inquietudes.
La carta da un paso más y nos habla de creación, leer implica actividad, participación. Un libro escrito es distinto de un libro leído, al leer reescribimos el libro con nuestras aportaciones personales, se generan debates. El libro es algo vivo, inacabado, a completar por el lector.
El lector habla y aporta. Y esta cocreación nos enriquece nos enseña y nos amplia los horizontes. Podríamos hablar de una fusión autor, libro y lector. Hay autores que cambian los libros por consejos de sus lectores de confianza.
La carta analiza nuestros tiempos y habla con un mundo obsesionado y manipulable, ya sabes: pantallas. La literatura puede ser un muro de contención y una cuna de ciudadanos libres y bien formados.
Pero la literatura no encuentra su lugar porque se percibe como un entretenimiento más y no como un camino de formación y como un algo esencial. Si lo ves como algo esencial te enriquecerá intelectualmente y espiritualmente ¿por qué? Si lo ves como mero entretenimiento sin ser un camino formativo no llegaras a calar la cultura humana y desconocerás “el corazón del hombre”. Parece evidente que la literatura refleja las entrañas del hombre con sus virtudes y miserias.
Y hasta aquí mi primer comentario: hemos hablado de relevancia, madurez, comino de formación, oasis frente a grandes y potentes cadenas. La carta es universal vale para todos el que lee cero, el que lee poco y el que lee mucho. Todos se pueden y deben apuntar al carro, es un camino de encuentro con espacios interiores y es un camino de pacificación y serenidad en épocas duras que todos tenemos.
Seguiremos comentando la carta y finalmente uniremos todos los artículos para crear un pequeño ensayo.
Nada de lo humano me es ajeno…