En 1979, un joven intrépido inició su andadura en la cátedra de Higiene y Sanidad de la Facultad de Medicina (USC), con la intención de abrir caminos en el ámbito de la salud ambiental en una época que estaba todo por hacer (no es una cuestión baladí adelantarse a los tiempos e implantar el primer programa de salud ambiental en el ámbito universitario español -Facultad de Farmacia, 1985- que rompió moldes y sirvió para que otras facultades de prestigio en España tomaran buena nota y se interesaran…), en una época que primaba la medicina clásica sobre la medicina preventiva y salud pública. En aquella época se pensaba que la salud estaba condicionada, sobre todo, por el factor genético y estilos de vida inadecuados, y apenas se consideraban los factores de riesgo ambientales como posibles determinantes de enfermedad; pero la evolución de los acontecimientos y mi pasión y perseverancia por la salud ambiental, nos fue dando la razón a los que estábamos convencidos de la importancia de los determinantes ambientales en la salud.
En los últimos tiempos están cambiando algunos paradigmas de la medicina clásica, los seres humanos solo disfrutaremos de buena salud si conseguimos vivir en entornos saludables con calidad ambiental. Los grandes problemas que plantea el flujo de enfermedades a nivel global entre los seres humanos, las especies domésticas y la fauna silvestre, y las enfermedades causadas por la exposición a la degradación ambiental, nos obligan a respetar la integridad de los ecosistemas en beneficio de los seres humanos, los animales domésticos y la biodiversidad.
Cada vez son más los organismos internacionales que están sumando esfuerzos a favor de la salud planetaria y salud pública, de cara a minimizar el riesgo de pandemias y estar preparados para gestionar con eficacia una nueva emergencia sanitaria. Los científicos, expertos y profesionales de la salud ambiental tenemos que dedicar más tiempo a la tarea apasionante de transmitir a la población la idea esencial de que solo conseguiremos un elevado nivel de salud y bienestar si vivimos en un ambiente saludable de máxima calidad, con animales salvajes y domésticos que estén sanos. Es preciso hacer mucha pedagogía social, contando con los MCS como altavoz, para que la población se comprometa y colabore activamente en practicar estilos de vida y hábitos saludables y sostenibles. ¡Qué así sea!
(*): Científico, académico, experto en salud ambiental y salud pública.