lunes. 29.04.2024

La mala calidad del aire, un problema de salud global

Más de siete millones de muertes podrían evitarse debidas a la contaminación atmosférica, producida por el uso de combustibles fósiles. Existe evidencia científica de que la mala calidad del aire en las grandes ciudades supone una grave amenaza para la salud humana, cuya exposición afecta a los más vulnerables (niños: reducción del crecimiento, infecciones respiratorias y agravamiento del asma; adultos: cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares/ictus son las causas más comunes de muerte prematura atribuibles a la contaminación del aire exterior, si bien están apareciendo nuevos problemas). 

Más de siete millones de muertes podrían evitarse debidas a la contaminación atmosférica, producida por el uso de combustibles fósiles. Existe evidencia científica de que la mala calidad del aire en las grandes ciudades supone una grave amenaza para la salud humana, cuya exposición afecta a los más vulnerables (niños: reducción del crecimiento, infecciones respiratorias y agravamiento del asma; adultos: cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares/ictus son las causas más comunes de muerte prematura atribuibles a la contaminación del aire exterior, si bien están apareciendo nuevos problemas).

El 99% de la población mundial respira un aire que supera los límites de calidad del aire establecidos por la OMS, lo que supone un riesgo para la salud. Más de 6.000 ciudades (117 países) vigilan la calidad del aire, y sus habitantes siguen respirando niveles de PM y NO2 perjudiciales para la salud. La OMS incide en la importancia de moderar el uso de combustibles fósiles para reducir los niveles de contaminación atmosférica. Vigilancia y control: NO2 (contaminante precursor de las partículas), O3 y PM10 o PM2,5, que debido a su pequeño tamaño (< 2,5 micras), pueden penetrar en los pulmones, depositarse en los alveolos y alcanzar el torrente sanguíneo, afectando al sistema cardiovascular, respiratorio y a otros órganos (el IARC de Lyon cataloga a las PM como carcinógenas, generadas por el uso de combustibles fósiles utilizados en el transporte, hogares, industria y agricultura). El NO2 se asocia a enfermedades respiratorias (asma…), y tiene su origen en el uso de combustibles fósiles, de ahí la necesidad de avanzar hacia la transición energética (uso de energías limpias, sostenibles y saludables).

La contaminación atmosférica y el cambio climático son las dos caras de la misma moneda, es urgente que los gobernantes inviertan más recursos y adopten medidas drásticas para avanzar hacia un mundo que no dependa de los combustibles fósiles y mejorar la vigilancia y el control para conseguir un aire limpio y saludable. La OMS estima que más de 13 millones de muertes al año en el mundo se deben a causas ambientales evitables, de ahí que las últimas directrices de la OMS sobre la calidad del aire sean más estrictas (especialmente, para PM y NO2), de cara a proteger la salud de la población. Es preciso aplicar los nuevos niveles de referencia de la calidad del aire propuestos por la OMS, para proteger la salud de las personas que viven en grandes poblaciones, a base de reducir los principales contaminantes del aire, algunos de los cuales contribuyen al cambio climático. La OMS ha ajustado a la baja casi todos los niveles de referencia de la calidad del aire y advierte que superarlos supone un riesgo significativo para la salud, mientras que su estricto cumplimiento podría salvar millones de vidas. Está a punto de salir una nueva directiva europea que rebajará los límites para el NO2, PM10 y PM2,5, y está claro que muchas ciudades españolas que ahora cumplen, con la nueva normativa se rebasarán los nuevos límites, y a ver cómo afrontan esta nueva situación. Alcanzar los nuevos niveles de referencia de la OMS, contribuirá a proteger la salud y a mitigar el cambio climático.

En España, las ciudades con más de 100.000 hab. están obligadas a disponer de protocolos para episodios de alta contaminación, y las de más de 50.000 hab. de zonas de bajas emisiones por las que no se puede circular, aplicándose la Ley 7/2021, de cambio climático y transición energética. Es preciso que todos los países pongan en práctica las directrices de la OMS y alcancen los niveles de calidad del aire recomendados con la finalidad de reducir la morbilidad y salvar vidas; no son vinculantes, son una herramienta basada en la evidencia científica para proteger la salud de la población, y que los gobernantes con responsabilidades en el tema puedan orientar la legislación y las políticas, con el fin de reducir los niveles de contaminación del aire y disminuir la carga de morbilidad resultante de la exposición a dicha contaminación en todo el mundo. En Europa, la carga de enfermedad causada por la contaminación atmosférica sigue siendo alta, y si queremos proteger la salud de la población, la nueva directiva europea tendrá que estar en consonancia con las directrices de la OMS. Las soluciones en el centro de las grandes ciudades, con altos niveles de contaminación, pasan por limitar la circulación, prohibir la entrada de vehículos antiguos altamente contaminantes; abandonar los combustibles fósiles y promover el uso del vehículo eléctrico 0 emisiones. Es el camino a seguir si queremos un aire limpio y saludable para todos.

(*): Científico, académico, experto en salud ambiental y salud pública.

La mala calidad del aire, un problema de salud global
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