¿Revolución? ¡Qué exagerado! Pues sí, pero no por el ruido mediático de requerimientos gubernamentales ante el intento de Castilla la Mancha por reglamentar un “algo”, que tiene que ver con oír latidos y ver ecografías.
Tampoco podemos hablar de revolución por “el lavado de manos” de los otros, que por “un puñado de votos” asumen postulados culturales descabellados.
Recuerdo que cuando se aprobó la ley del aborto de 1985, casi todos los debates versaban sobre la existencia o no de vida humana en el vientre. Los partidarios del aborto argumentaban la no existencia de vida humana. Los provida argüían la existencia de una persona igual que un nacido salvo en el tamaño y el lugar donde vive y está.
Pero la revolución de la que hablo es que hemos descubierto de una forma bastante clara que el gobierno de Sánchez y la izquierda creen firmemente que hay persona, que hay vida. Y han visto una coacción tal que incluso se habló de aplicar el famoso 155.
Pero sin darse cuenta, con sus requerimientos y retahíla de declaraciones alegando coacción y chantaje emocional, han revelado su pensamiento, en el sentido siguiente: creen que hay persona en los vientres, ya que sin persona no habría chantaje- nadie siente coacción de la nada-. En los delitos de coacción se habla de intención dolosa del autor y de que el sujeto no puede estar legitimado.
Por fin, ya nadie duda sobre la existencia de una persona, la persona del hijo el cual al ser oído y visto coaccionaría a las madres.
El aborto pierde fundamentos y la mujer con “embarazo difícil” cosecha nueva relevancia.
Como creo que hay persona no me gusta la coacción. Sí vería bien, en el supuesto de embarazada y presionada por el padre y familiares a abortar, dar ayuda e información. Siempre desde la libertad. Entiendo que por ahí van los tiros de Castilla la Mancha…
Descimentado el aborto, cabalgamos al debate de como ayudar a las mujeres con su embarazo y ofrecer alternativas como la adopción, las ayudas en viviendas, y todo tipo de apoyos económicos que paliarían el drama de estas mujeres, y el grave problema del envejecimiento de la población.
Los ojos miran el drama de los hijos de las estrellas y un mundo occidental triste y sin ternura finiquita la sutileza. Cambiar el rumbo es centrarse en paliar el drama de estas mujeres y ayudarlas con políticas activas. Esta es la revolución que quería versaros.
Germán Sierra
Escritor