El cambio progresivo de modelo turístico era y es inevitable, se ha acelerado. Ahora hay que afianzar los capitales empresariales, hay que conseguir que se mantengan en manos profesionales, si es posible nacionales - contar con una estrategia local frente a la legítima de los fondos de inversión-. Se ha de reforzar la marca España y la de cada uno de los destinos; hay que emitir mensajes promocionales directos al cliente; evitar en lo posible comisiones de intermediarios que no cotizan en nuestro país; garantizar la conectividad, aérea y marítima, -esencial para nuestras islas, Canarias y Baleares-, e incluso ponderar la oferta de taxis -a veces sobran todos, en otras ocasiones, a determinadas horas y en algunos lugares, el servicio es insuficiente-; debe preservarse la competitividad de los precios; en las ofertas, es necesario diversificar hasta la personalización -parejas con hijos y sin hijos, familias, tercera edad, solteros, profesionales; etc.- y desestacionalizar; modernizar destinos maduros; digitalizar y preservar el medio ambiente -economía circular, etc.-. También es imperioso bajar los impuestos de la primera industria del país.
Las actitudes de los viajeros son, en buena medida, distintas en la era post-COVID. Tenemos que saber más de ellos, conocerles y tratarles conforme a sus gustos y exigencias, a sus capacidades de gasto para aumentar las medias. Hemos de aprender de los comportamientos durante las estancias y una vez abandonen el destino. Hay que saber extraer todo el potencial de cada cliente, para poner en valor cada establecimiento, las 24 horas del día, los 365 días del año.
Los profesionales del turismo han de gozar de la oportunidad de prepararse más y mejor, hay que implicarles, ofrecerles estabilidad laboral y reconocimiento, para fidelizarles. Se necesita mano de obra cualificada, que hable idiomas, que conozca los procedimientos y protocolos.
A todo eso hay que responder con estrategia, generosidad e inteligencia, respetando la libertad empresarial y escuchando a las asociaciones. Equidad y sentido de la oportunidad permitirán atender mejor a las demandas de un nueva generación del turismo y de los viajeros.
España lo tiene todo. Aquí están las empresas, los profesionales, la geografía, los monumentos, las infraestructuras, los caminos, las playas y el clima, incluso el carácter latino. Falta gestionar mejor unos resultados que estaban siendo excelentes, aunque heridos de éxito.
El viaje ha ido totalmente ligado al desarrollo y crecimiento de las personas. Ha sido uno de los principales motores de progreso. Gracias a ellos evolucionan los conocimientos y se desarrollaron innovaciones, se pagan servicios sociales o medio ambientales y se desarrollan comarcas rurales o espacios urbanos. Sus aportes a la cultura son evidentes.
El sector del viaje funciona y con él la economía. Se benefician sectores como transporte -automoción, aeronáutica y ferrocarril, naval - cruceros y barcos-, alquiler de coches; etc.-; agro alimentación – huerta, ganadería, pesca, conservas, acuicultura, vinos, bebidas, aceites, distribución, etc.-; agencias de viajes, inmobiliario, energía, educación, seguridad, gimnasios, belleza, gestorías, regalos, limpieza, seguros, construcción -mantenimiento y nuevas infraestructuras-, marketing y publicidad, comunicación, imagen, telecomunicaciones, nuevas tecnologías, electrodomésticos, moda, muebles, madera, decoración, jardinería, ferias y congresos, salud, cultura -museos, espectáculos, etc.-, deporte, juegos y apuestas, etc. .
Es verdad, algunas cosas no podrán ser igual y también será bueno que así sea, habrá que mejorar cada día desde la exigencia. En pandemia el turismo ha cogido el color salmón de su importancia económica, ahora hay que saber permanecer en esas páginas.
Cada día me lo recuerdan Alberto Sar y Montse, propietario y camarera, cuando empiezan su jornada en la cafetería Tropic de Bertamiráns. Su lema motivador es: Vamos allá. Ellos, como todos nosotros, saben que un gran viaje comienza con un pequeño paso, con una sonrisa. Acompañémosles en su positiva actitud y actuemos con eficacia.
Alberto Barciela
Periodista
Miembro de la Mesa del Turismo de España