Eduardo Barreiros fue un inventor y empresario industrial español, pionero del mundo del motor. Nacido en Gundiás, Nogueira de Ramuín, provincia de Orense, en 1919, falleció en La Habana, Cuba, hace ahora treinta años, tras haber hecho realidad Barreiros Diesel, en dos etapas y en dos continentes, y lograr una serie de hitos por los que se considera el padre de la automoción en España.
La memoria de este emigrante, convertido ya en mito, la cuida la Fundación Eduardo Barreiros, presidida con acierto por su hija Mariluz, persona también de innumerables méritos, que ha sabido proyectar la figura de su padre como ejemplo de superación, esfuerzo, perseverancia y buen corazón, como un referente de compromiso con la creación de riqueza, empleo y bienestar social.
Ahora, con la oportunidad pospandémica, en un mundo convulso, sometido a una economía tan difícil como la que sirvió de escenario a protagonista, la Fundación Eduardo Barreiros ha promovido un comic titulado “Eduardo Barreiros, mi bisabuelo fantástico”, con texto de Nuria Martínez -que con mucho ingenio hizo de un descendiente directo del protagonista, Dieguito, de ocho años, el narrador de su historia-, y excelentes ilustraciones de Ximena Maier. Producido por Verso Suelto resulta una publicación útil y amena para todos, pero muy en especial está dirigida a los niños y adolescentes.
EL MUSEO
Con un fin didáctico, la obra resulta un perfecto complemente del Museo Eduardo Barreiros, que se inauguró en 1998, en Valdemorillo (Madrid), diseñado por Jacobo Pérez-Enciso con la colaboración de los arquitectos Manuel González Burdiel y Juan José Carral. Dentro de los centros expositivos de tecnología contiene una muestra especializada, la primera dedicada en España a una figura relevante en el mundo de la automoción. Sus fondos y la disposición de las piezas permiten conocer la historia del creador de una de las empresas privadas más importantes en el desarrollo industrial de España, en las décadas de los años 1950 y 1960.
El Museo cuenta con un espacio expositivo de 800 metros cuadrados alberga una colección estable y un importante fondo documental, conseguidos a través de donaciones, compras y objetos pertenecientes a la familia Barreiros. Concebido como aportación para la educación de las nuevas generaciones, la colección se muestra en un espacio interactivo, adaptado para los invidentes tras un acuerdo con la ONCE, de tal manera que los visitantes pueden acceder y tocar los diferentes objetos expuestos, incluidos coches, camiones y tractores.
Estamos ante la historia de un gallego universal cuya figura debe ser difundida como ejemplo de buen hacer, un español que de forma complementaria a sus estudios “empezó a trabajar a los once años para ayudar a su familia y descubrió que la mecánica era su gran pasión”. Su madurez le permitió formular un decálogo infalible, con el que la escritora Nuria Martínez presta colofón a su obra, parecen palabras mágicas. “Nada es imposible...” y de hecho lo son.
Alberto Barciela
Periodista