En Quinta da Boavista todo es a lo grande, algo que no te esperas de una humilde parroquia de Ponte de Lima, como es Moreira do Lima. No he conocido a los propietarios, pero me los imagino. Solo sé que son una pareja de origen ruso, Ella y Sergey, y que un día, haciendo el Camino portugués de Santiago, se encapricharon con Quinta da Boavista al ver aquellos blasones en piedra y la fecha de mil setecientos y pico, y decidieron comprarla.
Sí que he conocido a Octávio y Natalia, junto con María. Nos recibieron en la bodega con un singular zumo de naranja y pasas, ofrecido por María, que degustamos un grupo de comunicadores, en su mayor parte de redes sociales. Además, sé que Francisca y Josefina también llevan la logística de esta espectacular y lujosa quinta.
Octávio, un moldavo, junto a su mujer, también de Moldavia, vio nacer este espacio hace ya unos ocho años (2018). En un momento de la visita, Natalia se emocionó al recordar cómo comenzaron la plantación de vides de Pinot Noir, algo muy distinto a todo lo que se hace en el Val do Lima. Bajo la marca Vinte, Quinta da Boavista tiene su propia producción de caldos en 0,8 hectáreas de terreno. Curiosamente, no plantaron Loureiro, la casta de moda en el Val do Lima, sino Alvarinho.
En sus 13 hectáreas, esta quinta tiene plantaciones de olivos, manzanos, viña, bayas e incluso un gallinero con 20 gallinas –veinte es el número recurrente en Boavista, y de ahí nace la marca–, un establo con ganado y un invernadero para cultivar sus propias verduras.
La quinta sorprende también por una edificación dedicada a elaborar conservas vegetales y mermeladas. Con su buena cocina en isla y una enorme y profesional campana extractora, es como el laboratorio de Natalia, donde se realizan las actividades de cocina.
De allí salió una espectacular merienda y cata de vinos de la producción propia Vinte, con la que fuimos obsequiados y que nos dejó asombrados por tal trato. Preparada con todo el cariño de nuestros anfitriones y con productos de la propia huerta, fue un sueño cumplido.
Los niños de los huéspedes disponen de una casa específica para jugar, con paredes de pizarra donde se puede pintar, un enorme tobogán, una columna para imantar objetos, un columpio… todo un paraíso para los más pequeños.
Al lado, unas instalaciones deportivas de categoría: piscina, sauna, trampolín, campo deportivo polivalente y tenis de mesa.
En la casa principal dispone de una sala de desayunos, la recepción, sala de estar, bar y bodega. Todo puesto con mucho gusto, seguro que muy pensado por la propietaria, Ella. Con una colección de pinturas modernas en las paredes de todas las casas, autoría de David Pintor, nacido en 1975, es un ilustrador, humorista gráfico, caricaturista y pintor español de origen gallego.
Al visitar las seis casas para familias o matrimonios, entonces comprendimos lo que es el lujo y los detalles en un alojamiento. Cada una distinta, con su nombre y su entrada independiente. Natalia y Octávio nos las enseñaban con un sano orgullo de haber visto construir cada una y señalaban detalles para que valorásemos el lugar en que estábamos. Solo la temperatura a la que estaban por sus suelos radiantes al entrar desde el exterior en enero, cuando caía la tarde, aquello reconfortaba.
Pero Vinte Quinta da Boavista aún no está completa. Notamos cómo Octávio y Natalia acarician los nuevos proyectos de sus propietarios, Ella y Sergey. Se trata de un hotel de 20 plazas en los terrenos de Quinta da Boavista. Ya está diseñado y pronto comenzará su construcción. El otro, en una parte boscosa, es un restaurante que respetaría los propios árboles que se encuentran en el lugar.
Se me quedan atrás por ejemplo dos lugares confortables para barbacoa –por cierto, modelos de diseño–, un anfiteatro en el parque y un parque peatonal con caminos, pérgola y columpios. Otros lugares son las propias rutas de senderismo que han abierto en la montaña.
En fin, un pequeño paraíso en una zona del Val do Lima, a unos minutos de Ponte de Lima, la villa más antigua de Portugal, donde hay cultura y buena gastronomía, así como lugares de pura naturaleza. La llama de Vinte Quinta da Boavista está llamada a proporcionar experiencias únicas de descanso en un lugar inolvidable.