Tras las fiestas navideñas, se observa que las reuniones familiares y sociales se multiplicaron, trayendo consigo un fenómeno tan común como a menudo evitado: los silencios incómodos. Esas pausas en la conversación que, aunque breves, pueden sentirse como una eternidad. Preply, la plataforma online de aprendizaje de idiomas, ha realizado un estudio para analizar este fenómeno, desvelando interesantes datos sobre cómo lo vivimos y cuánto tiempo somos capaces de tolerarlo, con diferencias notables entre culturas y generaciones. Un tema que, sin duda, resonará entre los lectores del Diario Luso-Galaico, dada la rica diversidad cultural que comparten Portugal y Galicia.
¿Cuánto dura un silencio "no incómodo"?
El estudio revela que los españoles, a pesar de su reputación de conversadores, pueden mantener un silencio conversacional durante una media de 6,9 segundos antes de empezar a sentirse incómodos. Este dato se sitúa ligeramente por encima de la media global de los 21 países analizados (6,8 segundos). En el otro extremo, los brasileños muestran una menor tolerancia al silencio (5,5 segundos), mientras que los tailandeses disfrutan de hasta 8 segundos de tranquilidad antes de sentir la necesidad de romper el silencio. Esta comparativa internacional nos invita a reflexionar sobre cómo las diferentes culturas conciben y gestionan los silencios en la comunicación.
Generaciones y contextos: claves para entender el silencio
En España, la generación boomer demuestra ser la más tolerante a los silencios (el 35% no los considera incómodos), mientras que la generación Z (13%) parece necesitar llenar constantemente el vacío conversacional. Este dato refleja una clara diferencia generacional en la percepción y gestión del silencio.
El contexto y el interlocutor también juegan un papel crucial. Los españoles se sienten más cómodos con silencios en compañía de amigos (10%), familiares cercanos (12%) y pareja (14%). Sin embargo, la incomodidad aumenta considerablemente ante extraños (55%), jefes (41%) y familiares lejanos (30%). Esta diferencia subraya la importancia de la familiaridad y la confianza en la gestión de los silencios.
Situaciones y lugares propensos al silencio incómodo
El estudio también analiza los lugares y situaciones donde los silencios incómodos son más frecuentes. Los espacios cerrados y reducidos, como los ascensores (79%), encabezan la lista, seguidos de situaciones emocionalmente intensas como las rupturas sentimentales (73%) y las primeras citas (72%). Por el contrario, los silencios en discusiones grupales (53%), en pareja (53%) y en reuniones de trabajo o familiares (52%) generan menos malestar, probablemente debido a que son más habituales en estos contextos.
Los silencios más temidos
Más allá de la frecuencia, existen silencios que generan especial ansiedad. Las presentaciones en público (36%), especialmente los "quedarse en blanco", son la situación más temida. Las primeras citas (34%) también generan tensión ante la posibilidad de que un silencio se interprete como falta de química. Los conflictos, los espacios públicos y los lugares reducidos como los ascensores (26%) completan la lista de los silencios más temidos.
Diferencias entre ciudades españolas: un reflejo de la diversidad cultural
El estudio revela variaciones regionales dentro de España. Los habitantes de Zaragoza (5,79 segundos), Valladolid (5,95) y Murcia (6,05) muestran una menor tolerancia al silencio, mientras que los de San Sebastián, Vigo y Santa Cruz de Tenerife superan los 8,5 segundos. Estas diferencias reflejan la rica diversidad cultural dentro del territorio español.
Presentaciones en público: un reto para algunos, una oportunidad para otros
Por último, otro de los casos ‘tierra trágame’ suele ser presentarnos en público ante gente desconocida. En torno al 55% de los malagueños, barceloneses y sevillanos han vivido esta experiencia, frente a ello los murcianos (79,10%), santacruceros (72,4%) y madrileños (72,2%) no tienen ningún problema con experimentar esta situación. Esta diferencia regional en la actitud ante las presentaciones públicas añade otra capa de complejidad al estudio de los silencios incómodos, sugiriendo que la familiaridad con el público y la confianza en uno mismo pueden influir en la percepción de estas situaciones.