El mundo atraviesa un momento muy complicado (conflictos bélicos, emergencia climática, crisis energética, riesgo de pandemias, hambruna en algunas zonas del planeta, inmigración, violencia de género, etc.) y se vislumbra un futuro lleno de incertidumbres, más necesitado que nunca de grandes líderes capaces de cambiar el rumbo de los acontecimientos que padece actualmente la humanidad, haciendo camino al andar como diría Machado, en la búsqueda de un mundo mejor para todos en condiciones de igualdad. Lamentablemente, nos encontramos en una época en la que brillan por su ausencia gobernantes capaces de marcar el camino por el que debe ir una sociedad, un tanto perdida, con crisis de valores, de ahí la necesidad de que emerjan líderes capaces de construir un mundo mejor para las generaciones venideras.
A un líder se le tienen que exigir una serie de cualidades básicas, como honestidad, compromiso, dedicación, predicar con el ejemplo, capacidad de comunicación, cierto sentido del humor, creatividad, intuición, actitud positiva, saber delegar en su círculo de personas de su confianza, capacidad para conectar con la gente e inspirar confianza, si bien destacaré las claves de un liderazgo al más alto nivel.
Un gran líder destaca por su capacidad de influir en el grupo y en la sociedad y guiarla hacia un objetivo común, nos enseña el camino, gracias a una serie de cualidades inherentes o aprendidas, basadas en el conocimiento, la experiencia, su forma de relacionarse con los demás, su capacidad para tomar decisiones, incluso en momentos de crisis.
Un gran líder carismático tiene un gran poder de comunicación, destaca por su capacidad para tener empatía y saber escuchar a los demás, tiene actitud negociadora, credibilidad, respeto en la sociedad, con su arrolladora personalidad influye y conquista a las demás personas para fomentar la participación y obtener resultados positivos, incluso en situaciones límite.
Un gran líder tiene el suficiente impulso para alcanzar objetivos y resultados, tiene un nivel de perseverancia muy alto para conseguir lo que se propone, nunca baja la guardia ni el ritmo.
Un gran líder es creativo e innovador, la capacidad de crear es una habilidad especial que todo gran líder posee, además de la valentía de arriesgar, e incluso, perder muchas veces, para acabar ganando y alcanzar el objetivo, es la máxima de un verdadero líder.
Un gran líder aprende a sufrir en la dificultad, se crece ante la adversidad, afronta los problemas, y se supera para dar soluciones a la situación.
Un gran líder tiene una gran capacidad de motivación, desarrolla a los demás y es capaz de construir relaciones muy fácilmente, se orienta hacia el objetivo, pero sin perder nunca de vista aquellas personas que están a su cargo. Le gusta lo que hace, sabe en todo momento lo que hace, conoce perfectamente el trabajo de las personas que tiene a su cargo y trabajan con él, y es un gran motivador de personas.
Es verdad que el auténtico líder ha nacido para serlo, y el aspecto más importante que confirma el liderazgo es la personalidad que integra todos esos rasgos en un líder muy humano y que le convierten en el líder perfecto, al que se le sigue por convencimiento, por ser como es, por sus obras, por ser una persona auténtica y coherente consigo misma y con sus ideas, por su ejemplaridad, por su prestigio, y en definitiva, porque nos ofrece confianza ciega en él, que es precisamente lo que no tenemos en los líderes que nos representan en la actualidad.
(*): Científico, académico, escritor y humanista.