El Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a través del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit, Santiago de Compostela) y del Instituto de Historia (IH, Madrid), publica en “Archaeological and Anthropological Sciences” la primera aproximación sistemática a la composición química de lingotes castreños en metales nobles, tomando como objeto de estudio 40 ejemplares hallados de forma casual o en excavaciones arqueológicas de castros de Galicia y norte de Portugal.
La investigación, dirigida por Xosé Lois Armada (Incipit) y Óscar García Vuelta (IH), ha permitido identificar dos grandes grupos de lingotes: los elaborados mediante una aleación de oro, plata y cobre y los conformados por plata.
“El estudio arqueológico de los lingotes ha ganado importancia en los últimos años. La orfebrería de los castros del Noroeste Ibérico es una de las más relevantes de Europa occidental, tanto por el número de hallazgos como por su originalidad. Sin embargo, hasta el momento, escasean estudios sobre los lingotes y otras formas de acumulación de materia prima. En este contexto, se realiza esta investigación”, explica Xosé Lois Armada, investigador en el Incipit, quien desarrolla desde hace más de una década una línea de trabajo sobre metalurgia antigua, entre cuyos hitos consta la datación por carbono 14, por primera vez en el ámbito peninsular, de testimonios de producción orfebre.
La investigación se ha realizado en el marco del proyecto “Innovación tecnológica, circulación del metal y artefactos metálicos de prestigio en la Europa atlántica (siglos XIII-I a.C.)”, financiado por GAIN-Xunta de Galicia y entre cuyas actividades de comunicación social figura la exposición “Cinco vidas, unha historia” sobre la colección de artefactos metálicos del Bronce Final de la Universidad de Santiago de Compostela.
Los principales resultados de la investigación son tres.
En primer lugar, se ha observado que la composición de los lingotes de oro, plata y cobre no coincide con la de las joyas castreñas.
“Antes de la conquista romana, las comunidades castreñas obtendrían el oro mediante el bateado en los cauces de los ríos. Esas pepitas de oro contenían plata, pero al elaborar las joyas con frecuencia se añadían cantidades adicionales de este metal, que seguramente sería importado porque los recursos argentíferos del noroeste son poco abundantes y no existe constancia de su explotación en la antigüedad”, apunta Xosé-Lois Armada.
En segundo lugar, los lingotes están elaborados con cantidades de plata y cobre superiores a las documentadas en las joyas.
“En los momentos más avanzados de la orfebrería castreña, coincidiendo con la conquista romana (137-19 a.C.) y en el primer siglo de nuestra era, se documentan algunas joyas con núcleos interiores elaborados en metales menos nobles (plata o bronce) a los que luego se daba apariencia áurea mediante técnicas de dorado superficial. Consideramos que los lingotes objeto de estudio pueden pertenecer precisamente a este momento”, interpretan los investigadores. “El reciclado de estas joyas sí podría dar lugar a composiciones como las que encontramos en los lingotes”, señala Óscar García-Vuelta, responsable técnico de microscopía electrónica del IH y experto en orfebrería castreña.
En tercer lugar, se ha constatado que la dispersión geográfica de los dos grupos de lingotes es diferente: el primer grupo (oro-plata-cobre) se localiza en Galicia, predominantemente en su zona central y norte de la provincia de Lugo, mientras que el segundo grupo (plata) se concentra en el sur de Galicia, norte de Portugal y occidente de Asturias.
“Estas diferencias podrían deberse a procesos culturales distintos en relación con el avance de la presencia romana en el noroeste ibérico. El área meridional (norte de Portugal y sur de Galicia) estuvo más sometida al control e influencia de Roma, sufriendo las incursiones de sus tropas a partir del último tercio del siglo II a.C, lo que pudo haber estimulado el flujo de metal entre ambas partes, la circulación de plata en las zonas de conflicto y una transición más prolongada de las formas premonetales de intercambio a la monetización. El área septentrional, en cambio, se mantuvo más alejada de estas influencias, con un mayor peso de las tradiciones locales, entre ellas la orfebrería, y un contacto algo más tardío –ya en época augustea- con la economía monetal. Así, los lingotes de plata podrían tener una doble función de materia prima para la producción metalúrgica y elemento premonetal, y los de aleación de oro, plata y cobre estarían destinados a la primera de estas funciones”, concluyen los autores del estudio.