domingo. 24.11.2024

"En el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones se nos recuerda hasta qué punto Dios ama nuestra humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos" afirma Quinteiro Fiuza, obispo de Tui-Vigo, con palabras de Francisco.

Frente a los motivos de desaliento, el obispo recuerda que "Estamos llamados a ser en nuestro mundo de hoy misioneros de esperanza, capaces de recordar proféticamente que nadie se salva por sí mismo".

Por eso concluye que "Los cristianos no podemos reservar al Señor para nosotros mismos y estamos llamados a participar en la misión de la Iglesia para el bien de los más desfavorecidos y para la transformación del mundo".

Termina explicando el lema: “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído “ ( Hech 4,20 ), es una invitación a cada uno de nosotros a dar a conocer aquello que tenemos en el corazón".

TEXTO ÍNTEGRO:

Cuenta lo que has visto y oído

El Domund es una jornada que la Iglesia celebra cada año en todo el mundo para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres.

                En el año 1926 el Papa Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre fuera para toda la Iglesia el Domingo Mundial de las Misiones. Este día es una llamada a toda la Iglesia para apoyar a las misiones, especialmente con la colaboración económica de los fieles de todo el mundo.

                Las necesidades en las misiones son muchas. Mediante el Domund, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y de ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros, con proyectos pastorales, sociales y educativos. Con estas ayudas se construyen iglesias y capillas, se forman catequistas, se sostienen diócesis y comunidades religiosas, se mantienen hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo.

                Hoy es el día del Domund de este año y el Papa Francisco nos invita a vivirlo con la alegría de quien sabe que tiene algo importante que transmitir y nos pide que contemos lo que hemos visto y oído. Que seamos testigos gozosos de la fe que Dios nos ha regalado.

                En el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones se nos recuerda hasta qué punto Dios ama nuestra humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos. En Cristo ese amor de Dios fue llevado hasta las últimas consecuencias y nos invita a nosotros a ser parte de esa misión.

                La historia de la evangelización comienza con la vida de Jesucristo que llamó a las personas que  encontraba en su camino, empezando por los apóstoles. Estos vieron a Jesús curar a los enfermos, comer con los pecadores, alimentar a los hambrientos y eso dejó una huella imborrable en su vida y les suscitó un asombro que no pudieron contener. Y esa experiencia les llevó a compartir el anuncio más hermoso y esperanzador: “ Hemos encontrado al Mesías” ( Jn 1,41 ).

                En la compañía de Jesús los apóstoles vieron, oyeron y palparon que las cosas pueden ser diferentes. Que las cosas pueden cambiar si somos capaces de entregar nuestra vida con gratuidad para impulsar iniciativas y comunidades nuevas.

                Sin embargo, ya los apóstoles comprendieron pronto que los tiempos no eran fáciles. Los primeros cristianos comenzaron su vida en un ambiente hostil y complicado. Esa historia nos la cuentan los Hechos de los Apóstoles, el libro de cabecera de los discípulos misioneros. En él vamos viendo como la fuerza del Evangelio va penetrando en la vida de los primeros discípulos de Jesús y va suscitando en ellos la alegría  que solo el Espíritu puede dar.

                Tampoco nuestro tiempo es fácil. Nos ha tocado vivir en un tiempo anímicamente vulnerado. Por doquier hay desánimo, desencanto, cansancio, a veces incluso, amargura y desesperanza. Nos damos cuenta de que somos incapaces de salvarnos. Pero nosotros no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor. Es el Señor quien nos salva y nos invita a hospedar y compartir esa esperanza. Estamos llamados a ser en nuestro mundo de hoy misioneros de esperanza, capaces de recordar proféticamente que nadie se salva por sí mismo.

                Al igual que los apóstoles y los primeros cristianos, también nosotros estamos llamados a decir con todas nuestras fuerzas: “ No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído “ ( Hech 4,20 ). Los cristianos no podemos reservar al Señor para nosotros mismos y estamos llamados a participar en la misión de la Iglesia para el bien de los más desfavorecidos y para la transformación del mundo.

                El lema de la Jornada Mundial de las Misiones de este año : “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído“ ( Hech 4,20 ), es una invitación a cada uno de nosotros a dar a conocer aquello que tenemos en el corazón. La misión  es y ha sido siempre la identidad de la Iglesia: “ Ella existe para evangelizar“ ( S. Pablo VI ).

                                                                              Luis Quinteiro Fiuza

                                                                              Obispo de Tui-Vigo

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