Salvaterra fue un guateque. El ayuntamiento ha conseguido reconvertir lo que era una fiesta casera de jóvenes donde se comía y bailaba en celebración de organización municipal dentro del verán cultural con miles de asistentes. No es el Son da Muralla -10.000 personas- pero también es cierto que cuenta en su haber con menos ediciones.
El atractivo de los premios por ir caracterizado como en esa época es otro aliciente que impulsa a la competitividad entre los asistentes.
De cualquier forma esta actividad del Verán Cultural, como se puede observar en las fotografías está totalmente consolidada.