La desbordante alegría de los limianos en la apertura de Feiras Novas
En la noche del miércoles se revivió la tradición en Ponte de Lima. Los limianos y de otros municipios cercanos -como Manuel, que venía de Barcelos con el instrumento musical- cargaron con su concertina –instrumento parecido al acordeón pero de teclado con botones- y llegaron anoche 462 tocadores, como se dice.
Cenaron en Expolima y a continuación ensayaron por grupos un rato y, cuando Matilde –el símbolo limiano en homenaje a los gigantes- salió y detrás los integrantes de la Comisión de las Feiras Novas, acompañando al concejal de Feiras Novas, Gonçalo Rodrigues, y todas las concertinas, encabezando por la de la Asociación de Concertinas de Ponte de Lima, con su presidente y fundador, António Val, al frente.
El ambiente era de alegría, divertido, de acompañar a la música durante casi una hora y media de recorrido desde Expolima por toda la zona histórica.
Las paradas eran para que el portador que llevaba a Matilde descansase unos instantes para volver con más brío a bailar por la calles de Ponte de Lima.
La gente se agolpaba a ambos lados de la calle. Los fotógrafos, aficionados y profesionales, en gran número no paraban de disparar.
Pero el momento esperado fue, a las 22.30 de Portugal, el encendido del alumbrado, precedido de unas bombas de palenque y unos breves fuegos artificiales. Todas las calles del centro histórico estaban abarrotadas de gente de todas las edades que querían presenciar el momento del encendido del alumbrado.