Ha sido pintora desde siempre y para siempre, eso dice Puri del Palacio, y es que todo el mundo lo sabe. Pintaba hadas y bailarinas siendo niña, desde sus estudios en San Fernando, en el antiguo Caserón de Carlos III, en la Calle Alcalá, un tiempo en el que se presentaba a concursos, obteniendo siete premios. Luego dejó de hacerlo, para emprender un largo y apasionante recorrido, interesándose por temas, formas y técnicas distintas, siempre con el afán de buscar y encontrar.

Juan Gómez Molina decía: "Puri sigue con el deseo de mantener la pregunta y la aventura... mantiene el derecho de probar y experimentar... sigue evocando dos términos opuestos a la vez, para situarse ella misma en un solo discurso".
Román Pereiro, el alma máter del movimiento Atlántica, dice: "Camina sin prejuicios por uno de los tradicionales caminos del arte: la pintura. Y manifiesta el crítico que, en el arte, hay algo que, ajeno a las modas dominantes, sigue validando la tradición de lo bueno. Ella lo sabe".
Con más de sesenta exposiciones y obras en seis museos y en muchas colecciones privadas, Puri continúa pintando y exponiendo.

No hace mucho, su obra se pudo contemplar en el Espacio Beny, en el corazón de la ciudad olívica.
Una artista que también se sumó al proyecto "Los Molinos de O Folón y O Picón a través del Arte", por el Camino Portugués, y que comenzará en breve la exposición itinerante en O Baixo Miño.